domingo, 13 de noviembre de 2011

Junto a ti




Me gustan esas horas de la mañana.
Donde abro los ojos y no sé muy bien donde estoy.
Donde giro la cabeza y veo la persiana entreabierta y pienso que debería de levantarme porque ya mismo habrá demasiada luz para seguir durmiendo.
Pero no lo hago.
Y en cambio me arropo más, tapándome hasta el cuello sintiendo el calor de las sábanas sobre mi piel.
Busco una postura más cómoda porque empiezo a sentir el dolor de mi espalda. Sí, ese que todas las mañanas me martiriza y no me hace pasar mas tiempo... Contigo.
Porque te veo.
Tu cabello que se confunde con la oscuridad haciéndole difícil ver donde empieza uno y acaba la otra.
La línea de tu rostro, de tus pestañas que enmarcan tus ojos cerrados.
Tus pómulos con tu pequeño lunar.
Como si vieras que te observo, te das media vuelta con un pequeño salto de tu cuerpo que me hace sonreír.
Ahora solo veo tu cabello oscuro como la noche y parte de tu hombro que queda al descubierto.
Observo como la manta sube y baja lentamente cuando respiras.
Vuelvo a pensar que debería de bajar la persiana... Pero en cambio sigo observándote.
A esas horas de la mañana donde la luz es tenue pero los pensamientos son extrañamente claros.
Te arropo tu hombro desnudo, y apoyo mi mano en tu brazo sintiéndote.
Al poco tiempo, como siempre haces... Te vuelves y te desarropas porque ya tienes calor.
Ahogo mi risa en la almohada para que no me oigas.
Te aparto un mechón de tu cabello, y rozo muy lentamente tu piel.

Me gusta mirarte, me amarte en silencio. Donde las palabras dicen poco o nada. Y en cambio un roce de un dedo, unos pies que se tocan bajo las sabanas, unas manos que se buscan... Dicen mucho más que todas las palabras.

Acerco mi cabeza a la tuya y te beso en tu cabello.

"Hola" digo.

Y obtengo tu respiración por respuesta.

Mientras mis labios esbozan una sonrisa, vuelvo la cabeza a la almohada y cierro los ojos.

Me gustan esas horas de la mañana, donde el sol empieza a colarse en la habitación, los pensamientos vuelan, acompañados de nuestras respiraciones.

Acerco mi pie al tuyo, hasta que roza el tuyo...

Y simplemente sé...

Que te amo.