jueves, 18 de diciembre de 2008

¿La caida de Dios?

Y Dios bajó a la tierra montado en su corcel negro.
Sus crines eran largas y brillantes. Su pelo, negro como la oscuridad del infierno. Sus ojos irradiaban ira y fuego.
Y sobre él, Dios erguido como lo que era, miraba a sus subditos con desprecio y altivez.
Apenas si bajaba la cabeza, para con el rabillo del ojo observarles en su deambular cotidiano.
Por supuesto todo el mundo se giraba para ver a Dios, y si no, este se encargaba de hacer obstentación de su poder, irguiendo su enorme caballo sobre sus patas traseras, o riéndose a carcajadas, para que la gente le mirara.
Detrás de él quince doncellas se atrastraban para ser las elegidas de ir con él a la vida eterna. Porque por supuesto a Dios les gustaba estar con ellas. Pero sólo muy de vez en cuando... Había una elegida que era tocada por Dios. Y las demás se tiraban al suelo, revolcándose y tirándose de los pelos por no ser la afortunada de haber sido tocada por su mano.
Y así paseó por su pueblo, mirando levemente cada rincón y ya con prisa para irse.
Pero entonces.... justo al lado de una cabaña, la vió.
Era diferente.
Estaba sentada en el suelo, y con sus pies recogidos sobre sí, lloraba.
Su pelo largo tapaba su cara.
Era diferente por su porte. Porque a pesar de estar sentada, irradiaba majestuosidad en cara poro de su piel. Algo que ni el mismo Dios pudo soportar.
Así que movió las bridas de su caballo y se acercó a ella.
En principio le costó bajar la cabeza para mirarla porque jamás lo hacía.
Pero había algo en ella que era más fuerte incluso que su fuerza.
Algo que ella emanaba.
Algo que no se veía pero que brotaba a raudales.
-¿Quién eres?- Dijo Dios.
Fué la primera vez que Dios habló en público.
Ella levantó la cabeza.
-¿No me recuerdas?, fuí contigo a lo más alto del cielo y me colmaste de regalos. Me convertiste en tu doncella favorita. Me hablabas cada noche como si el mundo empezase y acabara en mí. --Todo giraba en torno a mí. Incluso tu propia existencia. Todo tenía un principio y un porqué.
Todo encajaba y todo tenía significado.
-Yo era la fuente de la que bebías, yo era el ser que te llenaba, yo era el origen de tu universo.
Y a cada palabra que ella decía, Dios se iba cargando de ira.
¿Cómo era posible que aquella malnacida le hablara de esa forma?, a él... a Dios.
- Hasta que un día te cansaste de mí. - dijo ella. - Todo lo que en mí era novedad, puertas que abrir, tesoros escondidos. Se convirtieron en desprecio.
Al hablarle le miraba directamente a los ojos de Dios. Cosa que jamás nadie se había atrevido a hacerlo.
-Y entonces huí de nuevo aquí con mi gente.
Dios guardaba tanta rabia e ira que desmontó de su caballo de un salto ante el grito general de la muchedumbre que se arremolinaba detrás de ellos.
Con su espada en la mano se acercó a la chica.
Su bello rostro le miraba con sus ojos llenos de lágrimas pero sin el más minimo atisbo de miedo.
-Te mataría ahora mismo
Ella seguía sin apartar su mirada.
-Pues hazlo ahora mismo. Seré más feliz muerta que en esta vida y con tu recuerdo.
Dios se arrodilló ante ella y no podía dejar de mirarla a los ojos.
-¿Porqué no puedo aparte mi vista de tí?- Dijo Dios.
-Ni podrás hacerlo. -Dijo ella.- Mi recuerdo te perseguirá por los siglos de los siglos, durante sus largas noches. No habrá día que no maldigas el día que me despreciastes. Que me hiciste irme de tu lado.
Dios permanecia en silencio.
- No habrá un sólo día que no me busques en otras.
Sin saber por qué Dios alargó un dedo y rozó las lágrimas de ella.
-Me has tocado y has quedado manchado. Y esa mancha no se puede borrar con nada. Y mi lágrima se licuará en tu dedo hasta tu corazón, de donde no saldrá jamás.
Por primera vez en los ojos de Dios apareció el miedo.
Siguió hablando ella. - Mi vida ni acaba ni empieza en ti. Porque aunque me mates algo nuevo vendrá. Y prefiero bajar al infierno que volver a sentir tu desprecio.

Dios se levantó con el dedo mojado en la lágrima de ella.
Montó su caballo y los dos giraron lentamente abriéndose paso entre la gente.
Por primera vez Dios iba con su cabeza gacha.

-No habrá un sólo día que no me busques....

Gritó ella.

Y las nubes se abrieron para recoger a Dios.
Y cuenta la leyenda que no se supo más de él.

Pero que de vez en cuando gotas de lágrimas caen del cielo.
y dicen...
Que es Dios que llora por ella.




P.d.- Evidentemente Dios es una metáfora. Así que por Dios, nunca mejor dicho, no se me mosqueen los católicos ¿vale?

Sé que es una entrada extraña. Pero por favor permitidmela que la haga.
Es algo que tenía pendiente, y que te debía.

Para tí.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Tu pelo







-Cuando te abrazo y huelo tu pelo me transporto, ¿sabes?
Tú sonreías.- ¡Pero qué tonto eres!, ni que esto fuera una peli de star trek.
Yo me reí ante tu ocurrencia.
- No es eso. Pero es como si al olerlo me imaginara un campo, en primavera... así todo verde.
Tú te pusiste de lado mirándome con curiosidad.
- ¿Un campo, porqué un campo?
-Pues no lo sé muy bien, quizás por el olor. No sé porqué me recuerda un campo.
Tus hermosos ojos grandes me miraban sin pestañear.
- ¿Y qué te imaginas mas?
Pues que cerca se oye un río, y al fondo hay unas colinas, pero de estas que son como muy suaves. ¿Me entiendes?, que ves la hierba mecida por el viento lamiendo sus laderas.
- ¿Y qué mas?
Yo me reía a carcajadas. - ¡y qué mas, y qué mas!- Imité tu voz.
Me diste un suave puñetazo en el pecho.
- ¡Tooooonto, quieres seguir!
-Vale, vale. Pues eso. El cielo está muy azul, y no hay ni una sola nube por ahí arriba.
Tu mano se colocó debajo de tu barbilla
- ¿Hay pajaros?
-Umm. ¿Quieres que los haya?
-No se trata de lo que yo quiera si no de lo que mi pelo te haga ver.
Me quedé pesativo un momento.
- No. No hay pájaros. Sólo un gran roble.
Tú arrugaste la nariz.
-¿Un roble?, ¿de dónde ha salido ese roble?
Yo me reía a carcajadas ya sin poder evitarlo y me subí encima de tu cuerpo desnudo.
- De tu pelo tonta. No quiero quemarme el culo mientras te hago el amor en mi sueño.

Los dos reimos sin poder parar a pesar de los besos que ahogaban nuestros labios.


Silencio II

En ocasiones uno hace cosas de las que no se siente especialmente orgulloso.
El domingo hice algo, y sinceramente... me está carcomiendo por dentro de una manera tan brutal que es como si un virus me estuviese comiendo las tripas.
Sólo espero que sirva para algo. Supongo que sí, que ha servido o estará sirviendo.
Pero ya digo, el simple hecho de haber sido capaz... me hace sentir mal. Porque rompí uno de mis principios. Y aunque no lo parezca... no lo hice para joder. Tú lo sabes.
Supongo que como he dicho a un amigo he tocado fondo en ese aspecto. Perdonadme por ser tan críptico, pero no puedo dar mas datos.
Ahora quiero y reclamo lo que decía en mi anterior entrada. Silencio. Que cada uno piense y obre en consecuencia.
Pero necesito ese silencio.
Doy mi vida por mis amigos, y vosotros lo sabéis. Y podría decir que es algo casi literal.
Pero por favor sed consecuentes con vuestros aptos y que por favor vuestras obras y palabras vayan cogidas de la mano.
Yo estoy aqui, y estaré siempre. Porque no sé hacer otra cosa. Así nací y así moriré.
Por suerte o desgacia ni puedo ni quiero vivir sin vosotros.
Asi que no queda otra cosa que caminar.
Eso sí, siempre hacia adelante.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Silencio

 

Llevo un par de días pidiendo esto.
Que mi cabeza pare y que tenga eso... silencio.


Es curioso como pasan las cosas, porque llevo varios días sin saber porqué, acordándome de esta canción. Me ha llegado a obsesionar de tal manera que hasta que hoy no la he encontrado no he parado. No me acordaba siquiera del nombre del cantante. Cuando hoy lo he hecho ha sido como una fiesta. Quería ponerla en el blog y no sabía porqué. Porque es una canción que habré oído cientos de veces... y es antigua.
Pero al leer la letra...
Amigo al leer la letra..
Supe porqué la tenía dentro de la cabeza.


Que hable por mi. No puedo decir mas.

 



El: En esta tierra orgullosa crecimos fuertes
Desde el principio nos falta de todo
Me enseñaron a luchar, me enseñaron a ganar
Nunca pensé que pudiera fallar
No abandoné la lucha o eso me parece
Soy un hombre que ha abandonado todos sus sueños
He cambiado mi rostro, he cambiado mi nombre
Pero nadie te quiere cuando pierdes
Ella: No te rindas,
porque tienes amigos
No te rindas,
todavía no estás derrotado
No te rindas,
yo se que puedes hacerlo bien
El : Pensé que lo había visto todo
Nunca creí que me podría afectar
Pensé que seríamos los últimos en marchar
Es tan extraño la manera en que las cosas cambian.
Conduje la noche hacia mi hogar
Al lugar donde nací, a la orilla del lago
Mientras amanecía, miré a la tierra
Los árboles habían ardido caídos en el suelo.
Ella: No te rindas,
todavía nos tienes
No te rindas,
nosotros no necesitamos mucho
No te rindas,
porque en algún sitio hay un lugar
al que pertenecemos
Descansa tu cabeza,
te preocupas demasiado
Todo irá bien
Cuando los tiempos se pongan difíciles
podrás apoyarte en nosotros
No te rindas
Por favor, no te rindas
El: Tengo que irme de aquí
No aguanto más
Me voy a quedar sobre ese puente
Manteniendo mi mirada baja
Lo que pueda venir
y lo que pueda marcharse
ese río se lo llevará
ese río se lo llevará
Me marché a otra ciudad
Intenté establecerme con dificultades
Para cada trabajo tantos hombres…
tantos hombres a los que nadie necesita
Ella: No te rindas,
porque tienes amigos
No te rindas,
tú no eres el único
No te rindas,
no hay ninguna razón para estar avergonzado
No te rindas,
aún nos tienes
No te rindas,
estamos orgullosos de quien eres
No te rindas,
sabes que nunca es fácil
No te rindas,
porque creo que existe un lugar…
…existe un lugar al que nosotros pertenecemos