viernes, 31 de diciembre de 2010

Noche de Navidad

Bueno, pues este relato, es por el llamamiento que nos hizo Emperatriz, en el blog Templo para hacer un cuento o relato cuya tematica tuviese a la navidad como telón de fondo.

Aquí os dejo en enlace.


http://palabrascompartidas.blogspot.com/2010/12/publicacion-de-los-cuentos.html



Y aquí os dejo con mi relato, espero que os guste.
(Disculpad pero con las prisas ni lo corrijo, así que si hay faltas, saltos, uuu irregularidades, pues perdonadme jeje)

Feliz año a todos¡¡¡¡








Los dos niños estaban en el suelo, al lado de la chimenea. Uno al lado del otro. Con sus hombros pegados escuchando a su madre.
Sus caritas reflejaban la atención extrema que intentaban mantener. Con sus bocas entreabiertas y sus cabecitas levemente inclinadas hacia arriba, hacían que su madre esbozara una gran sonrisa cuando levantaba su vista del libro y los miraba.
Justo detrás de ellos la chimenea crepitaba con unos gruesos leños. De vez en cuando crujía y una llamarada salía del tronco. Era la savia, porque la madera era fresca y aún no había secado.
La habitación estaba a oscuras, iluminada sólo por el fuego y el árbol que estaba en una esquina.
El pobre árbol parecía salido de una guerra, puesto que los niños habían insistido en adornarlo ellos mismos… Y claro, el resultado era... Cómo decirlo…
A ella le recordaba aquellos guardias ingleses que permanecían inmóviles aunque los chiquillos se rieran de ellos y los imitaran… Pues lo mismo. Allí estaba él, erguido, sujetando aquellos adornos muy dignamente.
- Erase una vez…
El viento moviendo las contraventanas no podía aplacar su voz suave. Fuera ya habría una buena capa de nieve.
En el ambiente aún persistía el olor de la cena.
Iba pasando lentamente las páginas intentando leer despacio y enfatizando mucho las voces para imitar a los personajes del cuento.
- ¿Por qué la princesa está triste mami? –
Ella levantó la vista de su libro y sonrió. Era típico de Javier parar la lectura constantemente y preguntar y preguntar… Y preguntar…
- Pues más adelante lo explica, tienes que ser paciente.
El niño la miraba no muy convencido. Su hermano lo miraba con la boquita abierta sin reaccionar aún.
- Pero vive en un palacio de cristal y el Rey la quiere mucho.
Su hermano empezó a poner el típico mohín con los labios como diciendo,” cuidado conmigo que me estoy empezando a cansar”.
- Pero a veces, aunque tengamos muchas cosas, no somos felices.
En eso, su hermano le tapo la boca con la manecita y giro su cabeza mirando a su madre, como diciendo, o más bien implorando que siguiera.
Las llamas del fuego eran cada vez más pequeñas quedando unos vivos rescoldos.
La habitación estaba caldeada pero fuera hacía muy mal tiempo.
Durante un breve instante miró con preocupación hacia las ventanas, y luego volvió hacia la lectura del cuento y a prestar atención a sus dos atentos seguidores.
Poco a poco fue transcurriendo el tiempo entre algún que otro bombón y unos cuantos cuentos más, hasta que a los niños se les abrían sus pequeñas bocas de sueño.
Los acostó y dándoles las buenas noches, los arropó en su habitación, con la luz de noche encendida que imitaba una luna.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Dos horas después la puerta de la casa se abría, dejando entrar una ráfaga de aire frío y copos de nieve.
El hombre entró cerrando rápidamente a sus espaldas.
Con un resoplido se quitó el gorro de la cabeza y los guantes.
La habitación estaba tremendamente cálida, en contraste con el frio que hacía ahí fuera.
Se quedó observándolo todo con atención. El árbol con sus luces apagándose y encendiéndose, la mesa con las bandejas de turrones y bombones. Restos de alguna copa de cava que habría bebido ella, y vasos con pajita del cacao que se habrían tomado ellos.
Siguió el rastro de los envoltorios de los dulces y poco a poco su vista le llevó a la chimenea. Sobre la alfombra varios libros de cuentos y un buen montón de papeles de mantecados.
Allí estaba la escena del crimen.
No pudo evitar sonreír dejando ver sus dientes y ahogando la carcajada porque sus más de quince años en el cuerpo a veces le hacían hacer cosas como esta. Analizar su propia casa.
Se quitó la cazadora del uniforme y sin hacer mucho ruido se descalzó para no hacer ruido.
Se acercó a la mesa y escogió al azar un mantecado que se metió prácticamente entero en la boca. “Di cazadora” pensó. Y nuevamente tuvo que casi ahogar la risa.
Cogió la copa de su mujer que aún estaba medio llena y bebió de ella. Vio los labios marcados en el cristal. Se quedó un rato observando cómo las burbujas subían hacia la superficie. Luego sin saber porqué bebió por donde ella misma había bebido. Fue como besarla en secreto.
La amaba… Simplemente la amaba.
- Así que robando la comida de una bella mujer semidesnuda,¿ eh?
Se sobresaltó hasta el punto de casi tirar la copa.
Su mujer estaba en el quicio de la puerta apoyada, de medio lado y con el pelo suelto. Con su camisón blanco, tan hermosa como siempre, o quizás aún más.
Sin decir nada se acercó a ella y la besó en los labios. La besó con la misma pasión que el día en aquella puesta de sol, él le dijo que la amaba, con la misma que cuando le pidió matrimonio. Con la misma pasión de aquel día que traspasaron la puerta de aquella casa por primera vez con las llaves en la mano. Con la misma que cuando juntos esperaban para ver el test de embarazo…
Cogidos de la mano fueron a la habitación de los críos. El entró en ella y se acercó a ella.
Javier dormía abrazado a su Buzz Lightyear y Sergio a… ¿La Hello Kitty?
Miró a su mujer extrañado sujetándose los labios con la mano para no reírse y despertarlos por la estampa de su hijo con la muñeca.
- Me la ha robado hasta que tu vinieras, dice que el cuidara de la muñeca hasta que su papi venga. – Dijo ella en susurros acercándose a él y abrazándose por su cintura.
Sergio quería ser policía como su padre y no perdía la ocasión de proteger a alguien.
Ser acercó a la cabeza de su hijo y le besó en la cabecita. Luego se acercó a la de Javier y repitió el mismo gesto arropándolo también.
- ¿Cuántos cuentos has tenido que contarles?
- Puf, ni lo sé.- Respondió ella. - Perdí la cuenta en el cuarto o así-.
El cogió las manos de su mujer que le abrazaban por la espalda.
- Para reyes libro, así que pasaremos el día juntos y prepararemos los regalos.
- Si guapo, que no me tiro yo como el año pasado dos horas envolviendo regalos sola.
El se volvió hacia ella sonriendo.
- Si mi vida, no sea que te rompas una uña de esas preciosas manos y tengamos que ir a que te amputen un dedo.
Mientras lo decía no paraba de besar las manos de ella.
- Uhgggg .- Consiguió decir cuando el puño de ella impactó en la boca de su estómago.
- Otra bromita y el señor duerme con el árbol en el salón.
El marido magnificó el dolor haciendo aspavientos como si no pudiese respirar doblándose en dos.
- ¿Vas a pedir refuerzos?, o puedes dominar tu a una mujer sola e indefensa.
El levantó la cabeza, y la miró… La miró con esa mirada y con esa chispa en los ojos que ella conocía muy bien.
Ella salió corriendo ahogando la risa y él fue tras ella.
La alcanzó en su dormitorio, donde ella huía, casualmente, claro.
Los dos cayeron sobre la cama.
Le sujetó las manos de ella sobre su cabeza, y fue poco a poco acercándose a los carnosos labios de ella.
- No se atreva usted, a tocarme un pelo oficial, le denunciaré.
El movió su cabeza cuando justo iba a rozar los labios de ella y fue recorriendo su pómulo, dejándose caer hasta el cuello, donde iba respirando dejando escapar su aire caliente sobre la piel de ella.
Así estuvo un buen rato hasta que ella volvió a hablar.
- O me besas o grito-.
El sonrió… Y dejó caer sus labios sobre los de ella.
La amaba, la amaba profundamente y era tan parte de su vida que no sabía qué haría sin ella.
Después de un largo beso se quedaron los dos recostados mirándose sin hablar.
Simplemente estaban de lado, ella con su largo pelo sobre su hombro derecho, y él enfrente, cogidos de la mano.
- Hola.- Habló él.
- Hola.- Respondió ella.

- Feliz navidad.- Dijo ella, tras un silencio.
- Igualmente mi vida, feliz navidad. Te quiero.

martes, 14 de diciembre de 2010

Tú y yo




La gente hace rato que ha abandonado la sala.
Sólo estamos tú y yo en ella.
Me miras desde el otro lado de la mesa con unos ojos que en otro tiempo me decían algo, que me hablaban, me deseaban.
Ahora están más muertos que tú y yo.

Das vueltas a las llaves sobre la mesa y evitas mirarme.
Yo sin embargo no paro de hacerlo, desde que entraste con tu gabardina mojada por la lluvia.
Desde que te sentaste a mi lado deseando irte.
Desde que mirabas el gran reloj de la pared constantemente.
Desde que entraste... Tú, ya no estabas allí conmigo.
Me hago tantas preguntas, tenía tantas en la cabeza antes de que vinieses... Y sin embargo ahora al verte guardo silencio.
En ocasiones, aprieto los labios y entrecierro los ojos para que no veas la humedad en mis ojos.
No me quiero mostrar débil ante ti.
Aunque siempre lo fui ante tus ojos, ¿verdad?
Solos tú y yo.
Antes nuestro mundo éramos nosotros, ahora... El mundo está ahí fuera y gira y gira.
¿Cuándo te bajaste? Tan necio y tonto era que ni me di cuenta y mi sonrisa eterna seguía grabada en mi rostro.
Veo que miras mis manos brevemente y en un gesto que creo que no puedes evitar, muerdes levemente tu labio inferior.
¿Quería escapar de tu boca una palabra?
Si era así, tus dientes son más fuertes que tu corazón.

Te levantas súbitamente y... Vuelvo a oír tu voz.
- Me tengo que ir.
Solos tú y yo.
No, miento. Ya va siendo hora que me dé cuenta.
Sólo yo.
Sólo yo en esa sala.
No volverás y la mano que tú mirabas se agarra fuertemente a la mesa hasta que los nudillos se ponen blancos.
Y aunque me falta el aire... No sé cómo, pero puedo gritar.
Gritar de dolor dejando escapar el aire que inundaba mis pulmones por mi boca abierta.

Sólo yo, de nuevo sólo yo.

El mundo gira y gira y las lágrimas empañan mi vista, mojan mi cara y me recuerdan que la vida se forma a base de lágrimas y de soledad.
¿Nos hace más fuertes?

Una mierda.

Eso pienso mientras veo la sala vacía a través de mis propias lágrimas.



Tranquilidad en las masas xd.
¿Qué os provoca a vosotros perder a alguien cercano, y no ha de ser novi@?
Que cada cual reflexione...








domingo, 28 de noviembre de 2010

La luz del día



"Cuando el sol sale llenando de luz un mundo de sombras".

Quizás ese sea mi mejor momento del día.
Cuando me encaramo al muro de mi terraza y veo amanecer.
Me encanta ver como el sol sale poco a poco entre los edificios. Como sus rayos se van colando entre ellos buscando la oscuridad para acabar con ella.
Como poco a poco los colores se hacen mas nítidos, mas brillantes.
Al principio parecen difuminados, como cubiertos por un velo, pero poco a poco, a medida que el sol asciende, parecen ganar en intensidad.
Me siento alli, y veo todo eso desde lo alto.
La gente empieza a pasear y las calles se llenan de gente.
Primero son los repartidores, bueno antes que ellos la gente que vuelve de fiesta. Con sus vestidos de gala, y el ruido de los tacones sobre las aceras.
Luego como digo, los repartidores con sus carros cargados de productos del día, para reponer las estanterias.
Andan ligeros, con sus enormes papeles en una mano y sus pesadas cargas siempre con prisa.
Luego aparece la gente que va a trabajar.
Se les nota porque van también muy deprisa.
Ellos no llevan cargas, pero miran constantemente el reloj.
Luego las madres que llevan a sus hijos al colegio. Estas arrastran las mochilas y a sus propios hijos tras ellas.

Lo que me fascina es, como en cuestion de minutos todo va cambiando.
La luz, los olores...
La gente que camina, que parece perseguir a su sombra, y como ésta, al ir subiendo poco a poco el sol la va haciendo mas pequeña. Es como una carrera diaria.
El mismo sol, al calentar el rocio, desprende mil aromas de las plantas que hay en mi terraza. Todo huele a ... ¿Fresco?, creo que me entendéis.
Todo es más limpio en esas horas de la mañana.
A veces muevo mis dedos, mis propios dedos de los pies que se calientan por el sol y miro la larga calle.
Siempre me ha gustado ver las cosas por encima, desde las alturas. ¿No os pasa a vosotros?
Es como observar la propia vida, desde el exterior.

Entonces, como cada día, desde la larga calle, donde el sol ya ilumina todos sus rincones, y cuando mis sentidos están despiertos... Te veo caminar.
Caminar lentamente hacia mi casa.
Con tu pelo moreno y tu rostro mirando hacia arriba, y sonriendo... Al verme como cada día esperándote en lo alto de mi muro.

Conforme te vas acercando siento que todo se complementa, porque me haces sentir partícipe de ese mundo que observo. Me haces sentir que yo pertenezco a él. Porque el verlo cada mañana desde las alturas... Me hace olvidarlo.

Cuando veo que te paras en la puerta de mi casa, mirando hacia arriba, y sonriendo, no puedo si no mirar a ese sol, hinchar mis pulmones de aire, y dar gracias por vivir y sentir.

Así que me bajo del muro, y vuelvo de un salto a pertenecer al mundo que observo cada mañana... Por ti.

domingo, 24 de octubre de 2010

Recuerdos







A veces... Cuando llueve me da por pensar. Me vuelvo melancólico.
Supongo que es algo inherente al día gris.
Sobre todo si voy en un coche.
Es como si entuviera en otro mundo.
No sé si a vosotros os pasa, pero yo normalmente guardo silencio.
No me gusta hablar.
Todo lo contrario que a mis padres. No paran de hacerlo.
Yo en cambio guardo silencio y observo.
Me gusta mirar por la ventanilla porque puedo ver el mundo donde vivo desde otra perspectiva. Como si lo hiciese desde "fuera".
No sé si me entendéis.
Pero especialmente en los días de lluvia todo se vuelve muy melancólico, y es algo que me gusta especialmente.
Observo como las gotas de agua recorren el cristal de la ventanilla, unas rápidamente, y otras paradas, quietas. Donde si fijo la vista puedo ver como si fuesen un pequeño espejo alguna imagen reflejada.
Veo a la gente que camina con sus paraguas, veo la carretera brillante, veo las nubes grisáceas y a veces escucho los truenos lejanos.
Incluso me gusta abrir la ventanilla, pero poco, muy poco. Lo suficiente como para que las gotas de lluvia salpiquen y me hagan entrecerrar los ojos.
Por supuesto hasta que mi madre me grita que la suba diciéndome si estoy tonto o qué.
Supongo que algo de tonto soy, porque a veces me siento diferente a los demás.
Como si todo el mundo fuese mas rápido. Como si los demás vivieran la vida a distinta velocidad que yo.
Pero eso no es algo que me moleste, al contrario.
Me fascina ver las gotas de lluvia en un cristal. Porque siento que el mundo está ahí fuera... Y yo "dentro" de algo. En esta caso el coche. Supongo que me siento protegido.
Ya os digo, son pensamientos que tengo en los días de lluvia. Tampoco me hagáis mucho caso.

Es algo hipnótico el recorrido de una gota de agua...

El sonido, los olores, los pensamientos... Son parte de mi vida, y aunque me voy haciendo mayor, al menos eso no cambia.

Y sí, ese niño inventado... Soy yo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Barco abandonado.

Sólo una persona en este mundo sabe el significado de esta canción para mí.
Supongo que es de estas cosas... Que contarlas te da vergüenza.






Pd. Ya ni os digo lo de que lo pongáis a 480p xd.
Pd.2. Gracias a emperatriz por su inestimable ayuda al traducirmela.

Barco abandonado,
en la voz del tiempo, en el margen del rio
en esta lejanía
en la voz del temporal


anochece un canto sombrío
en las piedras de este muelle


Hay un adios en mi mirada
este barco mio prisionero
ha de ser viajero
en medio del mar


Barco abandonado
en la noche oscura, en la ronda del viento
en este silencio
en la voz del temporal


Un lamento que al dolor olvidó
en las sombras de este muelle


Hay un adios dicho al sonreir del cielo
Mi amor, al cielo que es mio y tuyo
un día he de subir
si te encontrara

martes, 5 de octubre de 2010

Un cuento

Erase una vez que se era, un pequeño anciano que vivía solo en su pequeña casita del bosque.

Tenía una bondad infinita, una paciencia extrema y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
Era muy querido por todos, pero nadie sabía de su secreto.
No podía amar. Había nacido sin corazón.
Todas las noches sin faltar una, sus ojos lloraban lágrimas de amargura y sus ojos miraban la luna preguntándose el porqué de aquel defecto. El porqué de aquel vacío en su interior.
Siempre fingía ante los demás, pero ellos pensaban que simplemente le gustaba estar solo.
Se preguntaba cómo sería amar a alguien. Cómo sería rozar su piel y sentir un escalofrío.
Había llenado el hueco de su corazón con el mejor pan recién horneado. Con la esperanza de que su esponjoseidad fuese parecida a tener corazón.
Pero fué inútil.
Lo llenó del mejor chocolate para como dicen, "endulzar" su vida.
Pero fué inútil.
Lo llenó de trigo recién cortado con el fresco rocío de la mañana.
Pero todo era inútil.
No podía amar.
Y así, con el paso de los años perdió la esperanza.
Hasta que un dia...
Acudió una mujer a su casa para consultarle un remedio para su marido enfermo.
Venía con su pequeña hija. Una preciosidad de niña rubia como el trigo y con unos ojos azules como el lago.
Cuando la mujer se despedía de él agradeciéndole su atención. La pequeña que hasta entonces había permanecido en silencio... Se acercó al anciano y le habló.
- ¿Cuando perdiste tu corazón?
- No lo perdí. Nunca tuve.- Respondió él.
La pequeña lo miraba con su pequeña cabecita inclinada.
- Es por eso que no puedo amar.- Sentenció el anciano.
La pequeña sonrió.
- No necesitas corazón para amar. Lo necesitas para vivir. Y tu amor por los demás es tan grande... Que incluso vives sin él.

La sonrisa del anciano se desdibujó.
Había dedicado toda su vida a los demás... Y había olvidado vivir la suya propia.

La madre y su hija se marcharon.
El anciano se quedó mirando la luna, compañera de tantas lágrimas.
Pero sin embargo, en esta ocasión sonreía.

- Vivo porque amo.-Dijo mirándola y sonriendo.

FIN.


lunes, 20 de septiembre de 2010

En poco tiempo

Una muy buena amiga, me enseño una frase (tiene una capacidad de quedarse con frases así que da miedo) que decía.

"Ninguna causa está perdida mientras quede un insentato dispuesto a luchar por ella"

Sólo pido.. 4minutos con 22 segundos de tranquilidad...... lo que dura esta maravillosa canción.

A veces... me gustaría ser "Soplado por la brisa" como dice la canción.

Yo me entiendo.

Una última recomendación, como siempre digo... Escuchadla a 480p, que suena mejor xd.

Un abrazo a todos.


miércoles, 15 de septiembre de 2010

He dejado en borrador mi ultima entrada porque no quiero abrir un debate esteril que haría mucho daño.
Siento hacerlo y os pido disculpas a quienes os habiais tomado la molestia de postear, y os pido perdón. Mi intencion no es ofenderos, y desde aqui os doy las gracias por haberos molestado en hacerlo.

Discupadme y gracias por estar ahí.

martes, 7 de septiembre de 2010

Noches de Bohemia





En el techo varios ventiladores refrescaban el ambiente con sus palas de madera girando rápidamente.
Por las paredes cientos de libros y peliculas con otros objetos, llenaban las estanterias de madera oscuras.
Había poca gente y la que había hablaba pausadamente y a un nivel bajo, lo cual contribuía a crear un ambiente mágico.
La luz era suave y multitud de fotos en blanco y negro poblaban las paredes.
En un espejo, una postal amarilleada por el tiempo, escrita con la bonita letra de una mujer.
En ella, plasmados los deseos de ella de volver a verle pronto.
No podía dejar de mirar esa postal, que algún día una mujer enamorada había escrito y ahora estaba expuesta a la vista de cualquiera que dedicara unos minutos de su tiempo a leerla.
Al lado mío, en el otro extremo de la mesa, tan lejos pero tan cerca, me mirabas.
Lo hacías través del humo de tu cigarrillo que dibujaba extraños dibujos en el aire.
Tus profundos ojos caoba recorrían el local y a veces tus labios esbozaban una sonrisa.
El hombre mayor, se acercó al piano y colocando la banqueta a su gusto, miró a la camarera y dijo su nombre... La música de ambiente del local, enmudeció.
El piano empezó a sonar melódicamente. Era una música muy conocida de la película El mago de Oz.
Nos miramos y nuestras sonrisas se encontraron.
"Over the rainbow" tararee mirándote.
La gente guardaba silencio escuchando el piano.
Nuestras manos se encontraron sobre la mesa de madera.
El helado se derretía lentamente.
El tiempo para él parecía correr mucho, y en cambio para mí haberse detenido.

Nos miramos en silencio acompañados por la música del piano.
- Hola.- Te dije.
- Hola.- Me contestaste.
Ese saludo normal para los demás, para nosotros estaba lleno de significado.

Un Te quiero, murió en nuestros labios al besarnos.

El piano seguía sonando, el helado derritiéndose, esa mujer de la postal esperando... y nuestros corazones latiendo en ese mágico local

lunes, 30 de agosto de 2010

Mi luz

Para Ti.

sábado, 28 de agosto de 2010

Agostito

Pues ya llegan el fin de mis vacaciones.... (Si se pueden llamar así).
Porque esta semana, a veces, durante la fraccion de segundo que dura un parpadeo, en ese tiempo que dura el breve roce de unos labios, durante los brevísimos instantes que dura un suspiro... Me dieron ganas de... (Aqui actúa mi autocontrol y mi autocensura, así que cada uno ponga lo que desee jeje)

Pongo esta canción que me gusta mucho para relajarme y para dedicarla especialmente a todos mis amigos que ahí han estado... A alguien muy muy especial para mí que comparte vida, esperanzas y un corazón, y como mención especial para alguien que marcha a tierras lejanas donde se habla un dialecto extraño jajaja.

Un abrazo a todos los que me leen y feliz vuelta al curro.


martes, 24 de agosto de 2010

Alas de mariposa





- ¿Y eso?

- Pues nada, ya sabes como es mi padre,He preferido pasar y no entrar a llevarle la contraria que es lo que le gusta.

Ella terminaba de hacer la maleta metiendo las ultimas cosas y comprobando que cerraba bien.

El la miraba sentado en el borde de la cama viendo como ella iba y venía metiendo cosas en esa maleta. Metiendo ropa, botes ilusiones y esperanza.

-¿Cuanto tiempo estas fuera esta vez?- La voz de él denotaba una dejadez absoluta. Pondría realmente más interes en decidir si quería anchoas o bacon al pedir la pizza.

- Dos semanas.

- Ajá... Avísame la hora a la que llegas y te recogere en el aeropuerto.

- ok cariño. - Ella estaba plantada en el centro de la habitación con sus brazos en jarras moviendo la cabeza de un lado a otro. Como un faro que guiara un buque imaginario a tierras seguras.

-Bueno, yo creo que está todo. - Se acercó a el besándolo levemente en los labios. - Me marcho corriendo que no llego al avión.

Y salió con su maleta corriendo hacia la calle dejando sólo un rastro de perfume y ausencia.

................................ ........................... ............................. ...................

Dos horas después él, miraba el cuarto de baño del apartahotel y colocaba los últimos pétalos de rosa esparcidos por el suelo.

La bañera llena de espuma y sales, aguardaba como una promesa de felicidad con su agua caliente.

Encendió la última vela y sonrió satisfecho al sonar el timbre de la puerta.

Sopló la cerilla y fué a abrir. Ni siquiera miró por la mirilla.

Ella se abrazó a él besándole apasionadamente en los labios.

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Cuatro horas después el avión aterrizaba y ella se hacía con un coche de alquiler.

Le llevó otros treinta minutos llegar a la casita de la playa.

Era una construcción pequeña y blanca rodeada de pequeños pinos y un gran roble.

Alguien observaba desde la ventana, y ese alguien fué raudo a abrir la puerta corriendo hacia ella y levantándola en el aire mientras le daba un sonoro beso.

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En la casa, oscura y vacía, dos cartas no abiertas descansaban, una sobre la cama y la otra sobre la encimera de la cocina.

"Hasta el amor se aburre", decía una.... "Siento no poder seguir amándote" . Decía la otra. "Cariño no es amor, y no quiero hacerte o seguir haciéndote daño" ... La primera. " ¿El amor acaba?, se agota o simplemente no existe o se confunde. " La segunda. "Sé feliz sin mí, prométemelo" deseaba la de la cama... "Siempre te recordaré" Profetizaba la de la encimera.

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Dos amores extintos en una casa renacían en otras.

Cuatro bocas decían te quiero nuevamente, cuatro corazones palpitaban de emoción, ocho manos se acariciaban suavemente....

Y bajo un mismo cielo, una segunda oportunidad para las mismas personas.

El amor.... Simplemente ... Quizás vuela con unas suaves alas de mariposa.

jueves, 12 de agosto de 2010

Ojos de luna llena




Nuestra piel nos mantenía unidos y nuestros labios en silencio, aspiraban la esencia del otro.
Una media luna inmensa nos acompañaba en el camino. El aroma de los árboles y la noche nos envolvía.
Pequeñas nubes rasgaban la noche en jirones, como tus ojos rasgados que me miraban.

Nuestros pasos iban por delante del silencio que nos acompañaba y del deseo que nos perseguia.

Y allí sentado en un banco, sintiendo en la espalda las cosquillas de las ramas de los pinos y de tu mano... Me asomé a tus ojos y te canté suavemente... "Ojos de luna llena". Porque en ellos la veía reflejarse.

Era difícil explicar los sentidos y los sentimientos... Sólo atinaba a canturrear esa frase una y otra vez y mirarte. Mirarte como si fuese la primera o la última vez que lo hiciera. Dejarme llevar por las sensaciones.
Y durante todos estos dias, y semanas, esas frase me perseguía. Porque no podía definir mejor tu mirada.

Aún hoy, cada noche que duermo y cierro mis ojos, los veo. Tus ojos de luna llena.

"La noche Yo, y Tú la luna"

jueves, 3 de junio de 2010

Thunder Road Live

Hoy he vivido mi propio éxtasis particular.

Tanto que no he podido resistirme a robarle el portátil unos minutos a mi hermana para publicar esta canción. (Mi ordenador sigue en observación)

Me explico... Ha pasado por mis manos durante unas horas un disco de Springsteen y cuando he llegado a esta canción, literalmente he flipado.
Andaba yo probando en mi amplificador de Válvulas, unas lámparas Mullard inglesas originales de los años sesenta. Y en eso que la desgarrada voz de Springsteen me dejó literalmente sin respiración.

¿Sabéis cuándo los altavoces dejan de existir, y el sonido os envuelve? Cuando cierras los ojos y sólo oyes la maravillosa voz del "jefe" envolviéndote, y de vez en cuando abres los ojos y ves un precioso cielo azul. (No estoy loco ni mi casa es "descapotable", simplemente tengo la ventana justo al lado xd)

Es una pena que la mayoría de vosotros oigáis esta canción en unos pequeños altavoces de ordenador con una ancho de banda de risa y una distorsión mas grande que el paro en España.
Porque sinceramente no sabéis qué os estáis perdiendo.
Amo la música, (tanto como los equipos que la reproducen), y quizás podría decir esa manida frase de... No podría vivir sin ella.

Mi corazón se debate entre el aufiófilo y el melómano xd.
Hoy los dos se han dado la mano y conviven pacificamente.

Espero volver pronto.
Un abrazo a todos.


martes, 25 de mayo de 2010

Celebracion

Hay veces, que todo esto merece la pena.
Os dejo un tiempo hasta que mi ordenador vuelva en si xd.

Mientras esta maravilla.
(Ponedlo a 480p, que suena mejor jajaja, frikadas mias)






Sé que soy como soy, y aunque a veces no os lo creáis y yo mismo os lo niegue, me gusta ser así. Un abrazo a todos.

jueves, 20 de mayo de 2010

Miradas

A veces... Sólo a veces me gustaría coger tu cara y besarte.

Entre mis dos manos, con los dedos abiertos, suavemente y cogiendo la mayor parte de tu rostro entre ellas.

Verme reflejado en tus hermosos ojos húmedos, en tus pupilas, ver mi propio rostro acercándose.

Sentir mi piel con tu piel y rozar tu pelo.

A veces... Sólo a veces siento ese impulso. Impulso irreflenable, que inexplicablemente se frena.

A veces es nunca, y nunca se acerca a la nada.

La nada del a veces y el siempre de...

El hueco que tengo entre mis manos.

De ese vacío,

Del vacío de tu cara.

Secretos






Hay un párrajo de un libro de Stephen King titulado "El cuerpo" que cuando lo leí, simplemente me encantó.



Dice así. "Todo aquello que consideramos más importante está siempre demasiado cerca de nuestros sentimientos y deseos más recónditos, como marcas hacia un tesoro que los enemigos ansiaran robarnos. Y a veces hacemos revelaciones de este tipo y nos encontramos sólo con la mirada extrañada de la gente que no entiende en absoluto lo que hemos contado, ni por qué nos puede parecer tan importante como para que casi se nos quiebre la voz al contarlo. Creo que eso es precisamente lo peor. Que el secreto lo siga siendo, no por falta de un narrador, sino por falta de un oyente comprensivo."





Si no por falta de un oyente comprensivo...



Creo que no se puede decir mejor. A veces los secretos, (que nosotros mismos ansiamos saber) se convierten en pesadas cargas al ser cortadas.

Y creo sinceramente que por eso los contamos. No por faltar a ese secreto, si no por quitarnos de alguna forma esa carga al contarla.



Desde ayer, llevo una pesada carga y supongo que el contar esto aqui... Es liberarme un poco de ella.


Cuando la luz muere y las tinieblas invaden la vida.

Salen a flote nuestros miedos.

Es como si el aire se volviese más pesado y nuestros ojos no mirasen hacia lo que no pueden ver por la oscuridad. Pero si pueden ver hacia nosotros mismos. Y muchas veces no nos gusta lo que ven, lo que tenemos, lo que llevamos.

¿Cuándo se pierde, Cuándo perdemos 21 gramos?

¿Cuantas vidas vivimos?, cuantas veces morimos.

Cuanto cabe en 21 gramos.

Malditas preguntas sin respuesta.


lunes, 3 de mayo de 2010

Cuando amanece




De pequeño, el sol salía por la izquierda.

Me asomaba cada mañana por mi ventana y ahí estaba. Levantándose entre el horizonte plagado de montañas, lanzando sus hilos amarillentos hacia mi cara.

De pequeño, el sol eran tan fuerte, que si pasaba la mano por las columnas de luz que se filtraban por mi ventana, podía notar cómo pesaba y me quemaba.

Cuando mi madre me mandaba a comprar una barra de pan recién hecha para las tostadas, al volver no podía evitar quedarme mirando la fachada del edificio donde vivíamos.

Parecía desprender fuego y me fascinaba quedarme mirando esa pared plagada de postigos de madera que se iban abriendo poco a poco. Como bocas que se iban abriendo bostezando a tempranas horas de la mañana.

A veces la señora Clara, colgaba sus sábanas azules.
No entendía cómo alguien tenía unas sábanas azules, porque las mias eran blancas. Mi madre decía que para todo era muy suya. Lo solucionaba con esa frase. Yo entonces no la entendía.
Pero me quedaba como un tonto allí plantado, con la acera mojada por el camión que regaba las calles. Con ese caracteristico olor a mojado que se filtraba por mi nariz, mirando hacia arriba.
Viendo esas sábanas azules como una bandera que ondeaba con la suave brisa.
A veces arrancaba la punta de la barra y aún sabiendo que me esperaría la bronca de mi padre, porque a él le encantaba hacer un agujeto en la punta y llenarla de aceite, me la comía mientras veía aquello.
A veces se asomaba el señor Tomás, con su bigote blanco y me saludaba con la mano y sonreía.
La magia se rompía cuando asomaba la cabeza mi madre y me gritaba preguntándome qué hacía plantado como un pasmarote en la acera. Que subiese ya el pan que tenían hambre.
Eres raro hijo, me decía siempre. Eres raro.

Hoy soy un escritor.
Sí, uno de esos que llaman de "éxito", y no puedo darle más la razón a mi madre.
Ciertamente siempre he sido raro.

Lo pienso hoy, que he vuelto para volver a ver esa fachada.
Porque siempre, siempre que cerraba los ojos los olores y colores volvían a mí.
Era un ritual que hacía cada mañana y que sin embargo jamás me llegó a cansar.

Pero hoy, plantado de nuevo como un pasmarote, observo que los colores en la infancia son mucho mas intensos. Que las sensaciones nos llegan directamente a través de los sentidos, sin pasar como lo hacen de adulto, por los numerosos filtros que vamos creando para protegernos del mismo mundo en el que habitamos.
Que los olores eran puros y nos transportaban a mundos de fantasia y nos hacían soñar.
Hoy en día, el sol no pesa, ni las sábanas huelen.

Pienso todo esto mientras miro y espero ver esas hermosas sábanas y al señor Tomás agitando su brazo.

Agacho la cabeza y me marcho mientras le doy un buen mordisco al pan.

Al menos el pan... Sigue estando igual de bueno recién hecho.

jueves, 29 de abril de 2010

Un día




Un día... Las manos dejan de retorcerse y la piel de sudar.

Un día... Los ojos mirarán al frente, y poco a poco el cuerpo pedirá levantarse.

Un día... Los musculos se tensarán y moveran un dolorido cuerpo.

Un día... Las ilusiones dejaran paso a los hechos.

Un día... La cabeza girará, buscando un camino.

Un día... Lo verde será nuevo, y el sol calentará los ateridos huesos.

Un día... Un día por llegar.

Un día de vacio en el alma y espacios en blanco sin rellenar. Espíritu seco cual pellejo al sol, secándose al calor del verano.

Un día... Algo debería cambiar. Algo quebrarse, romperse, desmenuzarse como un terrón de azucar al apretar.


Mientras tanto una pluma seca...

Y nada que contar.




(Esta musica me tiene hace varios días atrapado. Supongo que ponerla es una forma de salir del bucle)

miércoles, 21 de abril de 2010

La noche







- ¿Bailas?

Cogí tu mano y tiré de ti sin darte opción a pensarlo. Sonreías y tu rostro denotaba sorpresa.
Te abracé por la cintura mientras la música sonaba y nos movíamos muy lentamente dando vueltas sobre nosotros mismos.

- ¿Quién es?

Me encogí de hombros.

-No lo sé. – Aunque por supuesto lo sabía. Había escogido la canción cuidadosamente entre todos mis discos antes de ponerla, con el corazón latiéndome a mil porque quería bailar contigo. - ¿Te gusta?

Tenías unos ojos increíblemente hermosos. Apoyaste tu pequeña cabeza en mi hombro y te quedaste unos segundos en silencio.

- No la había oído nunca. Es muy bonita. –Levantaste la cabeza y me miraste. Por un momento mi corazón pareció advertirme que iba a decir ¡basta!, en ese mismo momento. –¿Eres raro lo sabías? – Y a continuación lanzaste una cristalina carcajada.- Pero me gusta eso, que seas un tipo tan curioso.

Volviste a apoyar tu cabeza en mi hombro y continuamos moviéndonos suavemente. Tu pelo olía a limpio. Te acababas de duchar y olía simplemente a húmedo.

La habitación estaba a oscuras salvo por las velas que había encendido. Dos en la mesa donde descansaba el cuenco de palomitas y otras dos en el mueble del salón. El televisor mostraba la típica nieve que aparecía cuando la película VHS había acabado.
Te reías de mí por seguir viendo películas en ese formato. Pero luego me decías tú misma que tenía algo de mágico el verlas así.

Sólo la música y tu respiración me envolvían. Cerré los ojos un momento y pensé, o más bien deseé, que aquello no terminase nunca. Que ese instante fuese eterno. Que la música no acabara y no nos separásemos jamás.

- “Despierta de ese sueño, sin poder recordar exactamente qué era…”

Levantas la cabeza y me miras. Por un momento no comprendo. Luego sonrío.

- Perdona, no me he dado cuenta, es de un libro de King. –

Tus ojos brillan. Me miran con tal intensidad que si fuese acero me derretiría en ese salón.
- ¿Qué pasa? –Pregunto.
- Nada. Sólo que eres… -Callas y vuelves a apoyarte en mí y continuamos nuestro lento vaivén.

La ventana está abierta y la noche está refrescando. El olor del galán de noche me llega nítidamente. Vuelvo a cerrar mis ojos y apoyo mi cabeza en la tuya.

Nada existe.

Sólo tú y ese momento.

Y sin saber cómo, mis labios murmuran.

- ¿Hablarás con él hoy?

La música sigue pero tú no. Tus brazos caen rígidos y un muro se levanta entre tú y yo.
Muerdo mi labio con tanta fuerza que siento el sabor de la sangre.

Te arreglas el pelo, y susurras que tienes que irte. Que se hace tarde, llego a captar algo de un gracias por la ducha y la película.

- Perdona, no quería decirlo, no te vayas – Pero sé que es tarde. Y sé que sí quería decirlo. Lo quería y deseaba en lo más profundo de mi corazón.

Coges tu chaqueta y tu bolso y te diriges a la puerta. La abres y te quedas allí parada.

- No es fácil, ¿sabes?, Te pedí tiempo y sé que no es fácil para ti. – Tu voz sonaba lejana y fría.- Estoy muy confusa, y creo que todo esto no es bueno. – Hiciste una pausa y al volver a hablar tu voz sonó quebrada. – Quizás sea mejor dejar de vernos.

No puedo hablar. No puedo porque cada vez que te veo salir por esa puerta te llevas mi vida con ella. Pensar que esta noche dormirás con él, y… Yo solo en mi cama. Como cada noche. Cada bendita y maldita noche desde que te conozco.

Vuelves la cabeza como extrañada de mi silencio. Pero no soy capaz de decir nada. Porque mi dolor ya es insoportable… Y prefiero morir definitivamente que esta absurda y terrible agonía.
Bajas tu cabeza y lentamente cierras la puerta tras de ti. Creo que dices algo, pero no llego a comprenderlo.

Si el dolor tiene nombre, si la rabia tiene significado, si la desesperación se puede definir, todas ellas escapan en forma de lágrimas por mis ojos.
Me siento como puedo en el sofá y de un manotazo apago las velas.

Mi boca se abre para gritar tu nombre porque sé que a partir de hoy…

Será lo único que tenga de ti.


A ti

Gracias por tu paciencia.







Eres mi hermana, nacimos tan inocentes y llenos de necesidad. A veces eramos muy amigos, pero otras, era tan cruel. Sobre todo, aquellas noches que te pedía que me mirases mientras dormía. Yo tenía tanto miedo de la noche, y tú te manejabas tan bien por mis miedos. Vivías en mi mundo tan dura, con la sola protección de tu generosidad innata. Eres mi hermana, y te quiero. Ojalá que se cumplan todos y cada uno de tus sueños. Nos sentíamos tan distintos y con los años somos tan parecidos. La forma de reirnos, la manera de sufrir. Tantas vivencias, imposible olvidar gestos y palabras que nadie más conoce. Eres mi hermana, y te quiero. Ojalá qué se cumplan todos y cada uno de tus sueños. Eso es lo que espero, qué se cumplan y se hagan realidad.

lunes, 5 de abril de 2010

Vacio

Hoy más que nunca, las palabras no me salen.
Y ya sabéis de sobra que cuando eso me pasa, guardo silencio y habla la música.

Últimamente, me cuesta mucho escribir. Me cuesta mucho sacar algo bueno de mí. Me siento ante el ordenador y lo que antes era facilidad ahora es... Una pantalla en blanco.

Así que paciencia.



Os dejo con el "maestro" Alasdair Fraser.


jueves, 1 de abril de 2010

Feliz Cumpleaños¡¡¡¡




Pues yo mismo me lo digo. O ¿no?


Un beso a todos y muchísimas gracias por estar ahí.


¿Soplamos la velita?, bueno mas bien es un Velón jajaja




Pd. La foto es mía, y siiii la vela de empe xd.


domingo, 21 de marzo de 2010

Atardecer




Tus ojos permanecen cerrados, y aún así veo su línea rasgada y tus pestañas negras.

Estás apoyada contra el respaldo de la silla, y tu larguísimo pelo cae hacia atrás. Te veo desde arriba y me dan ganas de besar esos labios carnosos y entreabiertos.

Coloco la palangana debajo de tu cabello y con la jarra empiezo a dejarte caer agua templada sobre tu cabeza. Con la mano tapo tu rostro para que no te caiga el agua. Siento tu piel contra la mía y un escalofrío recorre mi cuerpo.

Cuando tu cabello está mojado, cojo el champú y lo vierto un poco en la palma de mi mano.
Aún hoy en día me maravillo de su largura y de su suavidad. Lo recojo haciendo un ovillo en tu nuca y lo empiezo a frotar suavemente creando espuma. Cuando ya está limpio acerco mis manos y cojo tu cabeza.

Me sonríes levemente sin abrir los ojos. Eres tan hermosa…

Acaricio tu nuca moviéndome hacia los lados de tu cabeza acariciándote con la yema de mis dedos, suavemente… Sin prisas, porque tengo todo el tiempo del mundo. Todo lo que deseo y pido de él, lo tengo en mis manos, que eres tú.

La música suena lejana, y la ventana entreabierta deja pasar los últimos rayos del sol y las voces de los niños que pronto se irán a sus casas. La cortina se mueve levemente cuando la brisa juega con ella.

Procuro acariciar tu cuello con mis dedos arrancando suspiros y de vez en cuando un escalofrío de placer. Los llevo a la base de tu cuello y voy subiendo despacio hacia tu cabeza, mientras las palmas de mi mano la sujetan.

Sin poderlo soportar más, acerco mi cara y sin que tú me veas, poso mis labios en los tuyos.
Levemente, permaneciendo así unos segundos. Unos instantes que parecen eternos. Y tus ojos abiertos y tus enormes pupilas me miran al separarme de ti.
Tus ojos me hablan como en este instante no lo hace tu boca.

Cojo de nuevo la jarra y vierto agua aclarándote el pelo, limpiándolo de espuma, pasando mis manos por él para que escurra.
Luego paso el peine dejándolo liso y desenredado.

Apoyo de vez en cuando mi mejilla en la tuya, porque no soporto la distancia que nos separa.
En un momento dado te abrazas a mí, y yo sin pensarlo te cojo en brazos.
Huelo tu piel y siento el calor de tu cuerpo.

Te dejo caer en la cama y sin dejar de mirarme a los ojos, abres tu bata blanca.
Pareces una Diosa desnuda, con tu largo cabello esparcido por las sabanas blancas.

Abres tus brazos para sacarme de mi ensoñación al mirarte. Como invitándome a ir hacia ti.

Y el último rayo de sol, acaricia nuestros cuerpos desnudos mientras las primeras estrellas van apareciendo en el cielo.

jueves, 18 de marzo de 2010

Despertares











En las brumas de mi recuerdo
coexistes con mi olvido


Cada mañana despierto bañado en sudor
buscandote...


Palpando mi soledad
como un ciego su guia


Encontrandote en el hueco de mi memoria
en el aliento de mis suspiros

En cada mañana...
En cada maldita mañana
que existo.





lunes, 15 de marzo de 2010

Caminando en mis recuerdos





Hace muchos años, caminaba por los campos de mi pueblo en dirección a mi casa.


Mi hombro rozaba a un lado la piel de mi hermano, y a otro la de mi primo.
Íbamos sin camiseta porque veníamos de bañarnos en un estanque de aguas estancadas, (que realmente no sé cómo no cogíamos cualquier enfermedad), con la esperanza vana de que se secase antes de llegar al pueblo.


Habíamos salido a coger renacuajos, algo que realmente nunca entendía. ¿Para qué los queríamos?, pero bueno, a su búsqueda íbamos. Y ese día, dimos con ese estanque. El agua cubría realmente poco, pero con el calor que hacía, apetecía mojarse y refrescarse. Unas oxidadas escaleras de hierro, bajaban hasta el fondo que permanecía cubierto de un metro de aguas sucias.

Y como críos que éramos, y sin tener miedo ni conciencia del peligro, pues allí que nos metimos.

Recuerdo aquel día como si fuese hoy, porque andábamos los tres hombro con hombro, sabiendo que nos íbamos a ganar, una pero que muy buena reprimenda de mi madre cuando llegásemos. Pero la determinación que veía en los ojos de mi hermano, me hacía acrecentar mi valor.


El trigo, tenía un color verde precioso y sus tallos se movían al unísono como si la suave mano del viento se pasase por ellos creando unas increíbles ondulaciones. No puedo describiros lo que sentía al moverse mi pelo con la brisa y ver los inmensos campos verdes ondularse por el viento.


La piel de mis hombros me picaba por el sol.
Seguramente me estaría quemando, pero realmente me importaba poco.


Era feliz.


Es un recuerdo que he tenido esta mañana, porque andando por esos caminos de tierra, con el sol del atardecer, recuerdo haber tenido ese pensamiento justo ese día, mirando los campos, sintiendo el viento y entrecerrando los ojos por el sol.


El ser feliz.


Y hoy, cogiendo la mano de mi sobrina, saliendo de una feria, sonriendo de oreja a oreja al ver su cara de satisfacción cargada de bolsas de comics he recordado aquello. Ha sido un pensamiento que ha venido a mí, porque hoy… También era feliz.


Al salir tuve que cerrar los ojos por un sol que por fin calentaba mi piel. Caminaba con ella cogidos de la mano por la gran explanada hacia la salida recordando lo que habíamos visto.
Pensando y añorando aquellos tiempos en los que yo era un niño, desafiando la tutela de mi madre y valorando la belleza de la naturaleza.


Hay cosas que nos hacen ser conscientes del paso del tiempo. Y aún no sé muy bien por qué ha venido a mí este pensamiento de mi niñez.
Aquel niño, ha crecido y ya no camina al lado de nadie hombro con hombro.


Pero hoy… Durante un segundo… Me he preguntado si ella recordará este día y tendrá un pensamiento parecido.

De caminar siendo feliz.

viernes, 5 de marzo de 2010

Hasta muy muy pronto

Ya sabéis que esto no es fácil cuando se hace. Pero también sabéis que cuando se hace, es por algo.



Vuelvo el día 15, ¿vale?, y me pongo esa fecha como un recordatorio que me obligue a volver xd.



Un abrazo a todos.


Os dejo con mi "Diosa" particular. Una canción de su nuevo disco.








lunes, 1 de marzo de 2010

Una tarde de playa

Llevo semanas diciendo que necesitaba irme a la playa. Pisar su arena y oler la sal. Que la brisa marina moviera mi pelo y me "limpiara".

Ayer, en la playa el cielo caía sobre mí. Haciendome sentir pequeño. Muy, muy pequeño.
Y al sentirme así, ante tanta grandeza, aprendes a valorar lo que tienes y eres.
Ayer... Sin saber porqué, todo lo veía en blanco y negro.








Aunque a veces, mi mente se abría ante lo que veía... y el color entraba en mis ojos.






Ellos, en cambio eran libres. Y los envidiaba...









" El intentar plasmar lo que sentí ayer, sería inútil. Por eso simplemente os pongo las fotos que yo mismo tomé ayer y que ellas os hablen".

domingo, 21 de febrero de 2010

El anivesario





El abuelo colocó los cubiertos cuidadosamente. Todo lo que sus manos temblorosas de parkinson le permitían.
El plato sopero estuvo a punto de resbalar de sus manos y caer al suelo. Pero finalmente lo consiguió colocar en su sitio.
Menuda bronca se iba a llevar si a su mujer le faltaba uno de sus queridos platos de porcelana.
Con toda la rapidez que su dolorido cuerpo le permitía, abrió un cajón del mueble del salón comedor y sacó las servilletas de tela.
Escogió unas que tenían bordadas unas florecitas azules en sus esquinas. Fué hasta la mesa y doblándolas con cuidado las puso al lado de los platos, tanto a su lado como en el de ella.
Miró a la mesa y se concentró en ver qué faltaba.
Ultimamente le costaba mucho pensar con claridad. Era como si se le olvidaran las cosas que había pensado hacía segundos. Se veía a veces de pié en la cocina sin saber para qué había ido.
Miró una por una todas las cosas que había en la mesa, y las repasó mentalmente.
Pan, faltaba el pan.
Buscó una barra en la panera y con el cuchillo cortó pequeños trozos. Los dos comían poco pan, así que con el cortado bastaría.
Los colocó cuidadosamente en una cestita de mimbre y lo llevó a la mesa.
Por el camino había visto el florero del pasillo, así que quejándose de su espalda, volvió sobre sus pasos y cogió una de las rosas de plástico que había en el.
La puso en el vaso de agua de ella.
Nuevamente, se separó de la mesa y la observó.
Si no se le escapaba algo, todo estaba bien.
Entonces rebuscó en su chaqueta y sacó un viejo papel doblado.
Lo abrió cuidadosamente y lo leyó.
Era su letra con veinticinco años.
Decía solamente:
"Ojalá puedas leer este papel dentro de cincuenta años, porque significará que sigues a mi lado y te sigo amando".

Lo estiró colocándolo bajo el plato sopero, para que se viera.
Quejándose de dolor se dejó caer en la mecedora esperando.
Esperando que ella llegase, para su aniversario.
Se quedó adormilado durante unos instantes y entonces sonó la puerta.
Abrió los ojos nervioso y esperó verla a ella y su cara de sorpresa.
- ¿Papá qué haces levantado a estas horas, y qué hace la mesa puesta?
¿Quién era aquella joven?, ¿dónde estaba su mujer?
- ¡Papá por Dios, son las tres de la mañana!, no pensaras comer ahora, ¿no?
Se acercó a él y le ayudó a levantarse. Su cara se parecía levemente a la de su mujer.
- Anda venga, luego la quitare yo, vamos a la cama. ¿Mamá no va a venir, no te acuerdas?
Los perdidos ojos de él la miraban sin ver.
- Te pareces a mi mujer. Hoy hace cincuenta años que nos casamos, ¿sabes?
A aquella joven extrañamente parecida a Lucía, se le humedecieron los ojos.
- Lo sé papá, lo sé. No se ni como te acuerdas. Anda venga vamos a la cama, mañana subiremos y le pondremos un ramo de flores, ¿vale?
Y aguantando su dolor ayudó a su padre a desvertirse.
Este se quedó con la mirada fija en el techo. Sin moverse.
Ella fué al salón y aguantando las lágrimas cogió la hoja arrugada que su padre había puesto debajo del plato.

La leyó, y llorando se la llevó a su corazón.

No recordaba que su mujer habia muerto hacía cinco años, y sin embargo... seguía amándola.

Eso... Jamás se le olvidaría.

domingo, 14 de febrero de 2010

14 F









Todos, todos los días de mi vida, que pasé junto a ti, encontré cada mañana una rosa en mi cama.
Menos aquel día de los enamorados.
Me desperté y al alargar la mano en un gesto automático, no la encontré. Sobresaltada me levanté y la busqué en el suelo, confiando que hubiese caido al yo moverme.
Pero no estaba.
¿Como era posible que tal angustia fuese provocaba por la ausencia de una flor?
Busqué y rebusqué por los pliegues de las sábanas e incluso debajo de la cama.
La angustia iba creciendo en mi pecho.
¿Habías dejado de amarme?
Salí al salón con lágrimas en los ojos... Y la ví.
En la pared de enfrente había una rosa roja, dentro de un jarrón cilíndrico con flores negras pintadas.
Me acerqué a ella sonriendo y ví que era de cerámica. Preciosa, con todos sus detalles.
Debajo una nota.
Decía: "Esto me estaba costando un riñón de la cara niña. Esta (salvo que se te caiga) te durará toda la vida, como mi amor."
Ella estalló en una sonora carcajada..
-Qué imbécil - Dijo en alto.
- ¡A que no te atreves a decirme eso a la cara! - Replicó él.
Ella se volvió y corriendo fue a abrazarse a él.
- Esta no huele, tonto .- Dijo ella besándole.- Pero me encanta.
-Entonces.... -Se quedó un momento pensativo -. Cada mañana, cuando estés dormida, acariciaré tu rostro con ella, y quedará impregnada de tu olor.
Ella no podía parar de reir.
- ¡No se puede ser mas pelotas que tú!
El no podía parar de reir tampoco. La cogió en brazos y se fué con ella al dormitorio.
- Ven conmigo anda.- Dijo él. - Ahora te toca a tí hacerme la pelota al ver mi cuerpo esculpido por Marte, Dios de la guerra, y tocado por la batuta de Eros....
Ella reía a carcajada limpia.
- ¿Qué has dicho de tu batuta?

La puerta se cerró detrás de ellos y las risas... Se fueron haciendo cada vez mas cómplices.



Feliz día

sábado, 13 de febrero de 2010

Buena noticia

Tengo curro¡¡¡¡¡


Empiezo el lunes. Y estoy a partes iguales, ilusionado y nervioso.
Porque ahora, soy responsable un poco de mí mismo y de mi trabajo. (Autónomo) xd.

Ojalá todo vaya bien. Sólo quería compartirlo con vosotros.

A todos, gracias por vuestro apoyo.


Y para celebrarlo una canción que me encanta.


lunes, 8 de febrero de 2010

¿Nueva vida?



Cuando ya todos se han ido...

Cuando uno a uno se retiran a sus vidas, el silencio me arropa. Me pongo los cascos y suena esta canción.

Parece que hasta el día acompaña porque esta lloviendo a mares ahí fuera.

La soledad me protege del frío esta noche. Porque hay muchas cosas que pensar. Muchas cosas por hacer. (Y no, no quiero consejos, hoy no)

Me escucho en mi silencio y leo mis miedos, y ellos me dicen eso mismo que quiero y no quiero oir.

Sí, supongo que es una nueva vida. Empiezo una nueva vida. Así que... ya no hay vuelta atrás, quien quiera que se suba al carro.

"Debo de ser de los pocos seres humanos que deciden dejar un trabajo en estos tiempo. Sí, yo lo he hecho, con dos.... O le doy una ostia a la vida o ella me la seguirá dando, como hasta ahora."

¡Ah qué grande es el mundo a la luz de las lámparas! / ¡Y qué pequeño es a los ojos del recuerdo! "Charles Baudelaire"

Pd.Por favor, dejadme creer que este mundo merece la pena.

domingo, 31 de enero de 2010

La ventana



Siempre, a media noche, te echo de menos.
Mi cama me habla de tu ausencia cuando vuelvo de mis agitados sueños y mis manos no te tocan, mi piel no te roza, ni huelo tu pelo junto a mí.
Abro entonces los ojos y confirmo que tu lado de la cama está vacío.
Desperezándome, me apoyo en tu lado de la almohada que guarda la forma de tu cabeza. Cierro los ojos y aspiro suavemente tu olor que me llega a pesar de que no estás. Huele a tu cabello y a tu piel limpia. Es un olor suave y algo dulzón por el jabón que usas.
Permanezco unos instantes medio adormilado disfrutando de tu aroma. Las sábanas aún están calientes.
Sé dónde encontrarte.
Como todas las noches.
Me levanto de la cama y voy al salón.
Allí estás.
Con tus piernas apoyadas en la ventana. Semidesnuda.
Hoy no te quiero molestar y me siento en el sofá.
Justo detrás, me quedo mirándote.
Tu pelo alborotado cae sobre tus hombros. Es castaño, y tu piel morena resalta aún más en contraste con la negra noche que se ve por la ventana.
Tienes los brazos cruzados sobre tus pechos desnudos y tus pies, sobre el marco de la ventana que permanece abierta.
Sólo te mueves para respirar.
Así todas las noches.
Todas...
Hay algo en ti "salvaje", que ni entiendo ni puedo dominar. Uso esa palabra, porque cuando te veo así, eres tan libre y diferente a este mundo, que es como si no pertenecieras a él.
Eres tan diferente al resto... y sin embargo encajo tan bien contigo.
Permanezco en silencio respirando suavemente yo también, intentando comprender qué te atrae cada noche a hacer lo mismo.
¿Eres feliz conmigo?, ¿Quieres volver a huir?, ¿Anhelas algo que no te doy? Muchas preguntas que rondan mi cabeza.
Tantos miedos, resumidos en uno.
Perderte.
No quiero que pase, que te vayas y me dejes como estaba. Porque ya nada es igual desde que te conocí.
Me acerco a ti con los ojos húmedos. No te mueves.
Me agacho levemente y te abrazo por detrás. Siento tu piel caliente y la tersura de tus pechos. Te beso en el cuello, abriéndome paso por tus cabellos.
- Te quiero -.
Sin contestarme, giras levemente la cabeza y me besas en la mejilla con tus labios entreabiertos.
Tus manos se posan sobre las mías que te abrazan.
Miro lo que tú miras, deseando ver lo que tú ves. Escudriñando la oscuridad en busca de tu secreto.
Pero no logro ver nada. Siempre lo mismo. Sólo oscuridad y estrellas.
- Tengo miedo de no verte un día en esta ventana. De levantarme y que no estés. -Te abrazo aún más fuerte -. De ser yo quien se quede mirando ese vacío... buscándote en alguna parte de esa oscuridad.
Aprietas mis manos con las tuyas.
- Me gusta estar aquí, en silencio- Me dices -. Me gusta sentir la brisa en mi piel. Me gusta sentir como te mueves en la cama y como todas las noches me vienes a buscar.
Apoyas tu cabeza en la mía.
- Yo también tengo miedo que un día no lo hagas. Venir a por mí, cogerme de la mano y llevarme a la cama, y después hacerme el amor como tú solo me lo has hecho.
Las lágrimas se agolpan en mis ojos luchando por salir.
- Ese vacío negro, me recuerda quién era, y me gusta mirarlo a los ojos y desafiarlo, porque sé que tarde o temprano me vienes a rescatar y me llevas contigo. - Giras tu cabeza y me miras. Tus ojos también están bañados en lágrimas. - Yo también tengo miedo de que todo esto no sea real.
Me miras con tus bellos ojos y veo como tu barbilla empieza a temblar amenazando tu inminente lloro.
- Llévame a la cama y hazme el amor.- Me dices.
Te levanto de la silla en brazos, y así acurrucada en ellos, te llevo como una niña pequeña hasta el dormitorio.
Te dejo sobre las sábanas y entonces haciendo un gesto de silencio con mi dedo en mis labios, me voy al salón rápidamente y cierro la ventana.
Cerrándola a nuestros miedos.

Vuelvo a nuestra cama y te amo esta noche sin soltar tus manos...

Hasta que el nuevo día, nos sorprende abrazados y dormidos.

jueves, 28 de enero de 2010

This is love




Hoy, a esta hora y en este momento
cierro los ojos y paro mi corazón.
Mañana cuando la alarma me despierte
lo volveré a colocar en su sitio
y le daré cuerda.
Haré, como que todo sigue igual.
Pondré mi máscara con mi mejor sonrisa
Y...
seguiré viviendo.
Como si todo...
todo
estuviese igual.

domingo, 17 de enero de 2010

Como cada día



Como cada día, a la misma hora, e invariablemente, ella pasó.

Llevaba un abrigo negro y una bufanda del mismo color. El pelo recogido y su mochila con los libros.
Se acercó al verme al quiosco y me saludó con su sonrisa radiante. Me preguntó qué tal andaba la mañana y me compró unos chicles.
A veces lo hacía, era la excusa para hablar un poco conmigo.

Yo deseaba esos momentos más que el aire que respiraba. Después del momento de verla, el día ya no tenía sentido. Bueno, miento... contaba cada hora y minuto para volver a verla al día siguiente.
Odiaba los fines de semana cuando ella no tenía clases y la espera hasta el lunes era insoportable.

A veces seguía una colección, y yo se la tenía preparaba cada mañana, o iba después de comer al almacén, para tener la excusa al día siguiente de hacerle un gesto con la mano para que se acercara.
Su gesto de alegría y sorpresa cuando le entregaba tan pronto el libro que había pedido... me alimentaba. No puedo definirlo de otra forma. Me llenaba de tal forma que todo me sobraba ya ese día.
Algunas veces, cuando tuvimos la suficiente confianza, le regalaba unos libros. Le mentía diciéndole que ya no los podía devolver, y que como sabía que a ella le gustaba leer, pues se los había apartado.
Estudiaba periodismo, y tenía dos años menos que yo. Poco a poco a medida que nos conocíamos nos íbamos contando cosas el uno del otro. De nuestras aficiones, gustos, etc. Y está mal decirlo... pero encajaba como un guante conmigo.
Creo que me enamoré de ella desde el primer día que la vi. Sólo suplicaba cada día que esa sensación no se desvaneciera al hablar con ella día a día.

Y cada vez nos fuimos haciendo más y más amigos. A veces me preocupaba eso. Que la cosa quedase en una buena amistad. Porque no era lo que yo deseaba, pero bueno, no podía hacer otra cosa.

Y todos los días...

Como cada día, a la misma hora, e invariablemente cuando pasaba, mi vida se iba con ella.

La miraba y nos saludábamos con la mano a veces como dos tontos, exagerando el gesto y nos reíamos. No podía apartar la vista de ella hasta que desaparecía por el fondo de la plaza.
Quería poder amarla. Que me permitiera hacerlo. Abrazarla, mirarla a sus bellos ojos y besarla. Rozar su piel con mis labios, oler su perfume, tocar su pelo, cuidarla, protegerla, acompañarla cada día en su caminar. Invitarla a cenar, a algún sitio romántico con unas velas, dar un paseo por las calles bebiéndonos el aliento el uno del otro.
Quería pasar mi vida con ella.

Quería amarla... Poder amarla.


Como cada día, a la misma hora y variablemente, ella pasó cogida de la mano de él.


Y no creí morir.



Simplemente ese día mi vida acabó.

domingo, 3 de enero de 2010

Nostalgia







La madera del suelo crujía con mis pasos.
Todo estaba en completo silencio en la casa vacía, sólo roto por mi caminar.
Los muebles estaban tapados con sábanas blancas, y las cosas que no, acumulaban una buena capa de polvo.
Andaba por las habitaciones lentamente. Recreándome en mi soledad, en lo que veía, en ese quejido al soportar mi peso.
Bajé al piso de abajo por las escaleras de madera y llegué al salón. Comunicaba con la cocina que estaba justo al lado por un marco sin puerta.
Me quedé mirando el papel de las paredes. Ese papel que había visto miles de veces cuando visitaba la casa de mi abuela. Parecía tan eterno como ella.
Aunque ahora... ella no estaba, pero ahí seguía él. Con los pájaros picoteando los enormes racimos de uvas.
Por la ventana se filtraba la luz del sol atardeciendo. Como si éste quisiera contribuir a darle color a esos mismos racimos, bañándolos con su luz amarillenta.
Al lado en la cocina, el mueble con las grandes cajoneras que tanto le gustaba a ella.
Tazas, platos, cubiertos, vasos... Podías encontrar en ellos lo previsible e impensable.
Me encantaba de pequeño abrir esos enormes cajones y ver lo que había dentro.
Lo mismo había fotos, que antiguas tazas de latón, enchufes, tornillos, vasos de cristal inmaculados.
Era como una pequeña sorpresa cada uno de ellos. Y lo bueno es que iban cambiando su contenido cada cierto tiempo.
Un trapo de pequeños cuadros rosas tapaba media ventana, dándole un color especial a la estancia.
Cerré los ojos y pude oler los pasteles, los asados, las magdalenas recién hechas en el horno por ella.
Y casi podía verme yo sentado en la mesa del salón, haciendo mis deberes y mirando por la ventana que ahora permanecía tapada con un trapo blanco.
Podía oler la rebeca que siempre la acompañaba mientras trapicheaba de un lado a otro. Ese olor a punto tan característico.

Abrí los ojos y pude ver la soledad aplastando aquella casa. El silencio cubriéndolo todo.
Mis ojos se humedecieron porque aquella casa estaba muriendo con ella. Con la ausencia de mi abuela.
Me acerqué a los cajones y los fui abriendo uno por uno.
Lentamente. Mirándolos por última vez.
En uno de abajo, encontré algo que me llamó la atención. Lo cogí y lo miré.
Era una pequeña ambulancia blanca, con su cruz roja en un costado.
Sus colores eran apagados y tenía muchos rasguños en ella, pero mis recuerdos eran vívidos de las veces que había jugado con ella.
Sorteando las migajas caídas sobre la mesa por las magdalenas acompañadas de chocolate que mi abuela me daba para merendar.
Me la metí en el bolsillo de mi pantalón con el puño apretado sin poder soltarla.

La cocina ahora olía a humedad y polvo y no a repostería.
Volví al salón con los ojos bañados en lágrimas ahogándome los recuerdos que me inundaban la cabeza.
Con dolor en los dedos de tanto apretar la pequeña ambulancia de lata... me volí para mirar por última vez aquella estancia.
Tantas horas pasadas allí, tantas vivencias, tantos olores, sensaciones... Todas estaban impregnadas entre esas paredes, como impregnaban las de mi cabeza.
Cerré los ojos húmedos y en mi mente todo volvió a ser como fué. Con la luz del verano bañándolo todo, mi abuela canturreando copla mientras partía un buen trozo de chocolate para dármelo. Y yo... sentado, mirándola, mientras hacía sumas y restas en mi cuaderno.


Volví a abrir los ojos y la realidad me asfixió.

Sin volver a mirar, salí cerrando la puerta a mi vida pasada, a mis recuerdos...

Para que no se esfumasen los que aún conservaba, apreté aún más mis dedos en torno a aquella ambulancia...

Como si así no pudiesen escapar.

viernes, 1 de enero de 2010

¡Por qué!



Y para el primer día del año... una pregunta. ¡Empezamos bien!, jajaja.

Enigma siempre está ahí, siempre. No os lo puedo explicar, pero es una música intemporal. Especialmente en los malos momentos.
Suelo escuchar de todo. Siempre digo, que mas que de cantantes soy de canciones. Pero por supuesto tengo unos grupos fieles.
Pero Enigma es algo especial. Jamás me canso de escucharlo, y sobre todo en esos momentos. Es como si me "hablara".
No tienes que saber qué dice en sus letras, sólo cerrar los ojos y oirlas. Es como que te llegara a rincones de tu mente que otra música no alcanza siquiera a rozar.

Esta misma cancíon la he oído mucha veces caminando por las calles de Granada sumido en mis pensamientos.
Me encanta perderme por sus calles y andar. Y desde que le metí musica al móvil me pasa eso. Que llego a canciones que invariablemente al acabarlas las vuelvo a poner.
Y esta es una de ellas.

Me gustaría compartirla con vosotros.

¿Por qué diablos hay tantas preguntas?.... por qué. Por qué tantas preguntas sin respuestas.





ESTOY PREGUNTANDO POR QUÉ
ESTOY PREGUNTANDO POR QUÉ
NADIE ME DA UNA RESPUESTA
SOLO ESTOY PREGUNTANDO POR QUÉ