miércoles, 30 de septiembre de 2009

Mi hija


La niña miraba a su madre con los ojos llorosos mientra agarraba su muñeco de peluche.

- No llores y no seas tonta que ya mismo vienes, Silvia. Venga pónte la rebeca que hace frío
La niña apretaba más fuerte aún su muñeco contra el pecho y miraba a su madre.
- Mamá, no me quiro ir, quiero estar contigo.
La madre nerviosa corría de un lado a otro del salón metiendo cosas en el bolso que daría después a su ex marido.
- Silvia, no me hagas enfadar, no seas tonta. Papá ya mismo vendrá, ¿quiéres que te vea llorando?.
Andaba de un lado para otro sin prestar mucha atención a la niña pero en su mente rogaba que no estuviera preparando uno de sus famosos berrinches. Quizás si no hacía hago caso no pasaria. Miró el reloj nerviosa y vió que ya era la hora.
Silvia rompió entonces a llorar tirándose al suelo abrazándose al peluche rosa.
- No quiero mamá, no quiero ir con papá.
- "No por favor, ahora no"-. Rogó ella acercándose a la niña.
Silvia tenía la cara descompuesta, totalmente rota y bañada en lágrimas.
Su madre empezó a preocuparse en serio. - ¿Qué te pasa Silvia, porqué te pones así?.
La niña no podía articular palabra, sólo la miraba con los ojos más aterrados que había visto en su vida.
La abrazó mientras el reloj de la pared empezaba a marcas las doce. Miraba la puerta donde pronto su ex llegaría para llevarsela.
¿Qué pasaba allí, qué era todo ese berrinche?.
- ¡Silvia! - la llamaba, pero ella tenía la vista perdida. Como si puediera ver detrás de ella. - ¿Qué te pasa hija, por favor qué te pasa? Mamá se está preocupando mucho.
La niña solo intentaba respirar mientras no paraba de llorar. Parecía a punto de darle un ataque de ansiedad.
Ella sólo podía mirar a la puerta, le parecía haber oído un coche, y una puerta que se cerraba.
No podía dejar de mirar a su hija y a la puerta. Allí pasaba algo. Algo más que su hija no quería contarle.
¿Eran pasos lo que sentía acercarse?
A su hija le costaba respirar y sus ojos parecían querer volverse
Se le escapó un grito cuando el timbre sonó.
Miró horrorizada a la puerta sin saber que hacer... y entonces sin pensarlo cogió a su hija en brazos y la llevó a su dormitorio.
- No te preocupes hija. voy a llamar a Marcos y le dire que me quedo contigo. Ahora le diré a tu padre que estas enferma, ¿vale?, no te preocupes. Venga hija tranquilízate. - Le decia todo esto mientras le acariciaba el cabello y besaba su frente.
Conteniéndose la rabia salió del cuarto y cerró la puerta. Con paso decidido se dirigió para abir la puerta.


En el cuarto... Silvia arrojó el peluche al suelo.
- Te odio Marcos.- Susurró entre dientes.
Su sonrisa iluminó su cara.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ella



El profesor seguía escribiendo su particular galimatías en la pizarra, pero yo solo la veía a ella.
Me llegaba el olor de mi goma al ir borrando lo que había escrito en mi libreta poco antes. Haciendo como que hacía algo, como que tomaba apuntes cuando de reojo la miraba.
El sol caía en un angulo bajo y entraba perezoso por la ventana bañando con su luz los pupitres y su pelo. Era castaño y le caía por los hombros, sobre su jersey morado. Cuando se giraba para sonreir y cuchichear con su compañera le veía los carnosos labios, su fina nariz, y la línea suave de su mentón.
Me dolía el pecho cada vez que ella se giraba y podía ver su rostro. Algo de su rostro.
Veía como la goma arrancaba el lapiz en pequeñas virutas que giraban al pasar la goma sobre ellas. Cerraba los ojos pero la olía a ella, los abría y seguía allí.
Sonó el trimbre y todo fué un caos de voces y gente cogiendo sus mochilas y saliendo corriendo por la puerta.
Yo salí junto a ella mientras ella me sonreía. Me hablaba de lo que iba a hacer el fin de semana y de lo bien que lo pensaba pasar.
Yo no la escuchaba, no podía. Sólo tenía en mi cabeza un voz que gritaba, díselo, díselo, maldito cobarte de mierda, díselo.
Y le respondía con monosílabos sonriendo sin poder dejar de mirar sus ojos que me miraban.
El sol iluminaba su rostro haciéndolo aún más bello. Su mano cogía mi brazo y notaba la suave presión de sus dedos sobre él. La suavidad de su piel, y mi mente embotada de sentidos pedía a gritos que todo aquello parase, gritaba que no podía más, que no podía hacerse valer sobre aquella voz que gritaba que hablase.
Ella me miraba con sus profundos ojos y me preguntaba si estaba bien.
Claro que no estoy bien, porque te amo como jamás podrás imaginar ni llegar a soñar y soy tan cobarde que no me atrevo a decírtelo. Claro que no estoy bien porque dentro de poco tiempo te irás, te irás con el y de nuevo mi particular infierno se desatará sobre mí.
Y como una maldita premonición, como mi maldición particular llegó él y la abrazó por detrás besándola en el cuello. Ella rió, rió como jamás me sonreía a mí, y le abrazó, como jamás me abrazaría a mi.
Diciéndome adiós con la mano, se fué con el cogidos de la mano, y allí quedé yo parado en medio de la nada. De mi nada. Con mi mente en silencio por fin.
Miré mis zapatillas llenas de polvo y removí la tierra con ellos.
Empezé a caminar hacia mi casa en silencio y con la cabeza baja.
Nada ni nadie sabe como la amo, ni siquiera ella.
Ni siquiera ella.
Saqué mi mp3 y me puse a Rammstein a todo volumen.
Bueno el lunes habría otra oportunidad, ¿verdad?.
Claro que si.
claro que si....
y con la música a todo volumen empecé a caminar hacia mi destino.

Mirada





Con estos ojos miro al mundo. (Bueno tengo dos, ¡eh! no creáis que soy tuerto), y a veces lloran, a veces rien, a veces sueñan...
Intengo mirar al mundo con ojos inocentes y sorprendiéndome de todo y dejándome ilusionar. Quiero seguir así aunque la vida te lleve por otros derroteros que a veces incluso te hagan tirar la toalla de tu propia candidez.
Quiero seguir soñando que mañana será un nuevo día y mi mirada seguirá confiando en las personas y teniendo fe.
Fé en mis sueños. Fé en seguir siendo como soy.
Perdonadme toda esta tonteria, pero últimamente oigo que debería de ser mas "cabron".
Y cabrones ya hay muchos, ¿no?, prefiero seguir siendo gilipollas. xd.
gracias y buenas noches.

martes, 15 de septiembre de 2009

El tren





“Pasajeros al tren” oigo dentro de mi cabeza
Y la gente se arremolina en torno a las puertas y se oyen besos y lágrimas de despedida.
Te busco con la mirada y no te veo, y disimulo mirando mi maleta para que la gente no vea que ando solo en esa estación. Que nadie viene a despedirme. Hago como que rebusco en sus bolsillos y reviso su cremallera.
Pero mi corazón cae al suelo al agacharme y allí lo veo en el suelo. Rojo y brillante. ¿Quién abrió su cremallera?
Dudo por un instante si cogerlo o no, y con mis ojos sigo a una pareja que se besa apasionadamente en el andén. Los brazos de ella rodean su cuerpo y los de él su cabeza.
Y vuelvo a mirar a mi alrededor y nadie viene…
En un impulso cojo mi maleta, subo al tren, me siento al lado de la ventanilla y lo miro.
La gente lo roza al pasar con sus pies hasta que alguien le da un puntapié y sale rodando ensuciándose.
Mis ojos llorosos le siguen y mi frente apoyada en el cristal resbala un poco.
Doy una última mirada a la puerta de la estación. Cierro la cremallera de mi pecho y decido vivir sin él. Como si me escucharan el tren empieza a moverse lentamente mientras veo decenas de manos despidiéndose. ¿Cómo puedo llorar, si no tengo corazón, no va a servir esto de nada?
Y el tren se aleja de mis recuerdos y de mi vida, y no veo que alguien lo recoge y lo limpia con sus propias manos y lo acuna en su pecho para darle calor. Unas lágrimas lo lavan y una gasa limpia lo tapa.
Pero yo ya estoy lejos, y mis lágrimas no lavan nada. Bueno sí, mi cara y mi soledad.
“Yo te cuidare hasta que vuelva”, se oye en esa ya solitaria estación de tren.
“Yo te cuidare”.

martes, 8 de septiembre de 2009

why

Este hombre está tan unido a mi vida sentimental... que sólo oirlo me duele.








¿Dónde están los besos no dados?
Las caricias no recibidas
Las miradas cómplices.

¿A dónde va el amor no entregado?
Los abrazos y besos no prestados
¿Dónde está esa piel que no puedo oler?
¿Donde está?

¿Dónde se guarda todo el amor que no doy?
¿Hay algo en mí que lo guarde?

Dónde están los besos no dados
el amor recibido
y mi amor entregado.

En qué parte del alma
o corazón se guarda
porque quiero arrancarlo
y dejar de almacenarlo.

¿Dónde se guardan los besos no dados?

¿Dónde?

domingo, 6 de septiembre de 2009

Beautiful

Ya sabéis que cuando no tengo mucho que decir, pongo música.

Este fin de semana he tenido un par de días cinéfilos, porque no me apetecía salir. Y he visto unas pelis que no había visto, y otras que sí.

Y siempre me gusta hacer eso, porque a veces ves la películas por segunda vez y descubres frases, matices, colores que no te habías fijado o no habías visto esa primera vez.

King kong la he visto creo que por lo menos tres veces.... pero hoy ha sido especial.
Porque sonaba esto. En mi cabeza se quedaron las notas de un piano, y cuando acabó la película tuve que volver a buscar el fragmento donde sonaba. Otras veces me había pasado desapercibido, o no lo había oido como esta vez.
Sí, la gente que me conoce seguro que tiene una media sonrisa en la cara. Porque soy así. De toda película me quedo con algo de la banda sonora.

No os pido que la oigáis entera si no os apetece hacedlo. Yo cuando me tumbo en la cama, me pongo los brazos en cabeza y cierro los ojos, es muy bueno.
Es una magnífica música para oirla mientras hacéis algo con el ordenador, o para escucharla, como no.

A mí me encanta, porque es de las que acaban... y las vuelves a poner.

Espero que os guste.