domingo, 21 de febrero de 2010

El anivesario





El abuelo colocó los cubiertos cuidadosamente. Todo lo que sus manos temblorosas de parkinson le permitían.
El plato sopero estuvo a punto de resbalar de sus manos y caer al suelo. Pero finalmente lo consiguió colocar en su sitio.
Menuda bronca se iba a llevar si a su mujer le faltaba uno de sus queridos platos de porcelana.
Con toda la rapidez que su dolorido cuerpo le permitía, abrió un cajón del mueble del salón comedor y sacó las servilletas de tela.
Escogió unas que tenían bordadas unas florecitas azules en sus esquinas. Fué hasta la mesa y doblándolas con cuidado las puso al lado de los platos, tanto a su lado como en el de ella.
Miró a la mesa y se concentró en ver qué faltaba.
Ultimamente le costaba mucho pensar con claridad. Era como si se le olvidaran las cosas que había pensado hacía segundos. Se veía a veces de pié en la cocina sin saber para qué había ido.
Miró una por una todas las cosas que había en la mesa, y las repasó mentalmente.
Pan, faltaba el pan.
Buscó una barra en la panera y con el cuchillo cortó pequeños trozos. Los dos comían poco pan, así que con el cortado bastaría.
Los colocó cuidadosamente en una cestita de mimbre y lo llevó a la mesa.
Por el camino había visto el florero del pasillo, así que quejándose de su espalda, volvió sobre sus pasos y cogió una de las rosas de plástico que había en el.
La puso en el vaso de agua de ella.
Nuevamente, se separó de la mesa y la observó.
Si no se le escapaba algo, todo estaba bien.
Entonces rebuscó en su chaqueta y sacó un viejo papel doblado.
Lo abrió cuidadosamente y lo leyó.
Era su letra con veinticinco años.
Decía solamente:
"Ojalá puedas leer este papel dentro de cincuenta años, porque significará que sigues a mi lado y te sigo amando".

Lo estiró colocándolo bajo el plato sopero, para que se viera.
Quejándose de dolor se dejó caer en la mecedora esperando.
Esperando que ella llegase, para su aniversario.
Se quedó adormilado durante unos instantes y entonces sonó la puerta.
Abrió los ojos nervioso y esperó verla a ella y su cara de sorpresa.
- ¿Papá qué haces levantado a estas horas, y qué hace la mesa puesta?
¿Quién era aquella joven?, ¿dónde estaba su mujer?
- ¡Papá por Dios, son las tres de la mañana!, no pensaras comer ahora, ¿no?
Se acercó a él y le ayudó a levantarse. Su cara se parecía levemente a la de su mujer.
- Anda venga, luego la quitare yo, vamos a la cama. ¿Mamá no va a venir, no te acuerdas?
Los perdidos ojos de él la miraban sin ver.
- Te pareces a mi mujer. Hoy hace cincuenta años que nos casamos, ¿sabes?
A aquella joven extrañamente parecida a Lucía, se le humedecieron los ojos.
- Lo sé papá, lo sé. No se ni como te acuerdas. Anda venga vamos a la cama, mañana subiremos y le pondremos un ramo de flores, ¿vale?
Y aguantando su dolor ayudó a su padre a desvertirse.
Este se quedó con la mirada fija en el techo. Sin moverse.
Ella fué al salón y aguantando las lágrimas cogió la hoja arrugada que su padre había puesto debajo del plato.

La leyó, y llorando se la llevó a su corazón.

No recordaba que su mujer habia muerto hacía cinco años, y sin embargo... seguía amándola.

Eso... Jamás se le olvidaría.

domingo, 14 de febrero de 2010

14 F









Todos, todos los días de mi vida, que pasé junto a ti, encontré cada mañana una rosa en mi cama.
Menos aquel día de los enamorados.
Me desperté y al alargar la mano en un gesto automático, no la encontré. Sobresaltada me levanté y la busqué en el suelo, confiando que hubiese caido al yo moverme.
Pero no estaba.
¿Como era posible que tal angustia fuese provocaba por la ausencia de una flor?
Busqué y rebusqué por los pliegues de las sábanas e incluso debajo de la cama.
La angustia iba creciendo en mi pecho.
¿Habías dejado de amarme?
Salí al salón con lágrimas en los ojos... Y la ví.
En la pared de enfrente había una rosa roja, dentro de un jarrón cilíndrico con flores negras pintadas.
Me acerqué a ella sonriendo y ví que era de cerámica. Preciosa, con todos sus detalles.
Debajo una nota.
Decía: "Esto me estaba costando un riñón de la cara niña. Esta (salvo que se te caiga) te durará toda la vida, como mi amor."
Ella estalló en una sonora carcajada..
-Qué imbécil - Dijo en alto.
- ¡A que no te atreves a decirme eso a la cara! - Replicó él.
Ella se volvió y corriendo fue a abrazarse a él.
- Esta no huele, tonto .- Dijo ella besándole.- Pero me encanta.
-Entonces.... -Se quedó un momento pensativo -. Cada mañana, cuando estés dormida, acariciaré tu rostro con ella, y quedará impregnada de tu olor.
Ella no podía parar de reir.
- ¡No se puede ser mas pelotas que tú!
El no podía parar de reir tampoco. La cogió en brazos y se fué con ella al dormitorio.
- Ven conmigo anda.- Dijo él. - Ahora te toca a tí hacerme la pelota al ver mi cuerpo esculpido por Marte, Dios de la guerra, y tocado por la batuta de Eros....
Ella reía a carcajada limpia.
- ¿Qué has dicho de tu batuta?

La puerta se cerró detrás de ellos y las risas... Se fueron haciendo cada vez mas cómplices.



Feliz día

sábado, 13 de febrero de 2010

Buena noticia

Tengo curro¡¡¡¡¡


Empiezo el lunes. Y estoy a partes iguales, ilusionado y nervioso.
Porque ahora, soy responsable un poco de mí mismo y de mi trabajo. (Autónomo) xd.

Ojalá todo vaya bien. Sólo quería compartirlo con vosotros.

A todos, gracias por vuestro apoyo.


Y para celebrarlo una canción que me encanta.


lunes, 8 de febrero de 2010

¿Nueva vida?



Cuando ya todos se han ido...

Cuando uno a uno se retiran a sus vidas, el silencio me arropa. Me pongo los cascos y suena esta canción.

Parece que hasta el día acompaña porque esta lloviendo a mares ahí fuera.

La soledad me protege del frío esta noche. Porque hay muchas cosas que pensar. Muchas cosas por hacer. (Y no, no quiero consejos, hoy no)

Me escucho en mi silencio y leo mis miedos, y ellos me dicen eso mismo que quiero y no quiero oir.

Sí, supongo que es una nueva vida. Empiezo una nueva vida. Así que... ya no hay vuelta atrás, quien quiera que se suba al carro.

"Debo de ser de los pocos seres humanos que deciden dejar un trabajo en estos tiempo. Sí, yo lo he hecho, con dos.... O le doy una ostia a la vida o ella me la seguirá dando, como hasta ahora."

¡Ah qué grande es el mundo a la luz de las lámparas! / ¡Y qué pequeño es a los ojos del recuerdo! "Charles Baudelaire"

Pd.Por favor, dejadme creer que este mundo merece la pena.