La ciudad comienza a dormir.
Pero siempre hay alguna luz encendida. Alguna ventana que desprendre luz. Algún aparato de televisión que ilumina la habitación con sus imágenes.
El cielo está cubierto por nubes blancas muy bajas que no dejan ver las estrellas.
Y aquí estoy en mi ventana, observando los coches que vienen y van.
La gente que camina bajo la luz de las farolas. Una madre con su hijo, una pareja cojidos de la mano. El viejecito que camina con su bastón quejosamente.
Entonces algo llama mi atención.
Es una ventana que se ha encendido en el bloque de enfrente. Tiene unos visillos blancos. Espero un rato y aparece ella.
Tiene el pelo largo, muy largo y negro. Lleva una camiseta verde y levanta los brazos cogiéndoselo en un moño. Abre el frigorífico y coje una lata. Sale del cuadro iluminado y se apaga la luz.
Todo vuelve a ser oscuro.
Una ráfaga de viento me mueve el pelo y seca mis ojos.
Miro al cielo, a esas nubes blancas y cierro los ojos.
Me dejo mecer por el suspiro del viendo.
Saco incluso mas mi cuerpo por la ventana, quedando medio cuerpo fuera.
Es como si bailara conmigo. Me trae aromas de flores y comidas.
No soporto el dolor. Me nace de dentro y se expande en oleadas por mi pecho hasta mis brazos. Cuando llega a mi cabeza... parece como si explotara y la quisiera abrir.
Aprieto los dientes y dejo que pase.
Vuelvo a abrir los ojos y me fijo de nuevo en la calle.
Un taxi viene despacio. Un grupo de chicas viene o va de fiesta alegremente. Una pareja discute en una esquina.
El levanta los brazos airadamente y ella llora tapándose la boca con las manos.
Es todo tan hermoso. Tan jodidamente hermoso, bañado por la luz de las nubes blancas.
La vida transcurre a mis ojos sin ser ellos conscientes de ser observados.
Como si fuera Dios. Un dios sin poder.
Un dios lloroso que se deja mecer por el viento.
Saco aún mas mi cuerpo y me sujeto con las manos.
El viento mueve mi pijama de hospital.
Entra por mi pecho y me acaricia la piel. Cosquillea en mi omgligo y hace aletear el cuello del pijama.
¿Porqué estos momentos no son eternos?
Mi piel responde erizándose. Mi nariz se abre para dar paso a la más minima partícula de olor.
Alguien está regando un jazmín. O quizás un galán de noche lanza al aire su aroma.
La ciudad produce su propio sonido. Su forma de decir que está viva. Su propia respiración, que me llega en forma de viento.
Lloro sin poder parar y mi cuerpo tirita de miedo.
Me empujo un poco más fuera de la ventana y tengo que hacer fuerza para mantener el equilibrio.
El viento juega con mi cara, seca mis lágrimas y me revuelve el cabello.
Mi cuerpo sufre otro espasmo de dolor que me hace gritar y morderme los labios.
Es todo tan hermoso. Tan bello. Tan vivo
Porqué tengo que perder todo esto, ¿Porqué?.
Quiero vivir por encima de todo.
Quiero vivir.
Quiero abrir mis sentidos y que me inunden las sensaciones.
Quiero soñar que vivo.
Quiero volar...
y me empujo llorando mientras el viento me mece y juega conmigo.