
La niña miraba a su madre con los ojos llorosos mientra agarraba su muñeco de peluche.
- No llores y no seas tonta que ya mismo vienes, Silvia. Venga pónte la rebeca que hace frío
La niña apretaba más fuerte aún su muñeco contra el pecho y miraba a su madre.
- Mamá, no me quiro ir, quiero estar contigo.
La madre nerviosa corría de un lado a otro del salón metiendo cosas en el bolso que daría después a su ex marido.
- Silvia, no me hagas enfadar, no seas tonta. Papá ya mismo vendrá, ¿quiéres que te vea llorando?.
Andaba de un lado para otro sin prestar mucha atención a la niña pero en su mente rogaba que no estuviera preparando uno de sus famosos berrinches. Quizás si no hacía hago caso no pasaria. Miró el reloj nerviosa y vió que ya era la hora.
Silvia rompió entonces a llorar tirándose al suelo abrazándose al peluche rosa.
- No quiero mamá, no quiero ir con papá.
- "No por favor, ahora no"-. Rogó ella acercándose a la niña.
Silvia tenía la cara descompuesta, totalmente rota y bañada en lágrimas.
Su madre empezó a preocuparse en serio. - ¿Qué te pasa Silvia, porqué te pones así?.
La niña no podía articular palabra, sólo la miraba con los ojos más aterrados que había visto en su vida.
La abrazó mientras el reloj de la pared empezaba a marcas las doce. Miraba la puerta donde pronto su ex llegaría para llevarsela.
¿Qué pasaba allí, qué era todo ese berrinche?.
- ¡Silvia! - la llamaba, pero ella tenía la vista perdida. Como si puediera ver detrás de ella. - ¿Qué te pasa hija, por favor qué te pasa? Mamá se está preocupando mucho.
La niña solo intentaba respirar mientras no paraba de llorar. Parecía a punto de darle un ataque de ansiedad.
Ella sólo podía mirar a la puerta, le parecía haber oído un coche, y una puerta que se cerraba.
No podía dejar de mirar a su hija y a la puerta. Allí pasaba algo. Algo más que su hija no quería contarle.
¿Eran pasos lo que sentía acercarse?
A su hija le costaba respirar y sus ojos parecían querer volverse
Se le escapó un grito cuando el timbre sonó.
Miró horrorizada a la puerta sin saber que hacer... y entonces sin pensarlo cogió a su hija en brazos y la llevó a su dormitorio.
- No te preocupes hija. voy a llamar a Marcos y le dire que me quedo contigo. Ahora le diré a tu padre que estas enferma, ¿vale?, no te preocupes. Venga hija tranquilízate. - Le decia todo esto mientras le acariciaba el cabello y besaba su frente.
Conteniéndose la rabia salió del cuarto y cerró la puerta. Con paso decidido se dirigió para abir la puerta.
En el cuarto... Silvia arrojó el peluche al suelo.
- Te odio Marcos.- Susurró entre dientes.
Su sonrisa iluminó su cara.