domingo, 18 de noviembre de 2007

La soledad





El viejo caminaba lentamente entre las tumbas.
Su paso era lento, ayudado por su bastón de madera.
Arrastraba los pies por las estrechas calles de tierra y chinos. Se estaba ensuciando los zapatos nuevos de polvo, pero le daba igual.
El sol se estaba poniendo y las sombras se alargaban exageradamente indicando que la noche no andaba lejos.

Hizo una pausa... le dolian las piernas.

Se quitó la gorra y se secó el sudor con el dorso de la mano. Su boca estaba reseca y los labios agrietados.
Le estaba costando mucho subir la cuesta. Excesivamente... cada año mas... cada año un poco más.
- No te preocupes viejo - se dijo el mismo- Pronto te subirán a cuestas.
Se volvió a colocar la gorra y comenzó de nuevo a arrastrar los piés penosamente.

Conforme avanzaba las tumbas se hacían más viejas, porque se adentraba en la parte vieja del cementerio. Algunas tenían el mármol roto, flores de plástico desgajadas, sucias y llenas de polvo; malas hierbas alrededor.
Como si las personas que allí yacían hubiesen caido en el olvido.

El viejo llegó a su destino.

Se acercó a la tumba y con mucho esfuerzo se sentó sobre la lápida. Las rodillas le dolían.
Se quitó la gorra y con la otra mano apartó las hojas secas que tapaban la inscripción de la lápida.
-Estoy tan cansado de todo- dijo. -Y sin embargo no llega el momento... no llega.
Una rafaga de viento removió su pelo.
Sus dedos acariciaban el frío y áspero mármol.
-Te hecho mucho de menos... morí hace 15 años y sin embargo me sigo arrastrándo cada día aquí para ver que no estoy contigo.
-Cada día durante 15 años. -Los ojos del viejo se humedecieron.- pero pronto no podré subir ya, porque mis piernas no me lo permiten. Y entonces ni eso tendré. Ni verte podré. Pasarán los días y los días y sólo tendré mi recuerdo para no enloquecer. Deseando cada día morir para estar junto a tí.

La foto de la lápida parecía mirar a los ojos al viejo.

-15 años, cada día. Sin faltar ni uno. Yo debí morir entonces y no tener que arrastrarme cada día hasta aquí. Para verte y preguntarme porqué sigo vivo.

Las sombras de la noche cada vez iban cubriendo más terreno.

-No quiero estar en mi casa pensando en tí. En que estás aquí tan sola, sabiendo que no puedo subir a verte, que pasaran días, meses, años...

-No quiero-.

El viejo quedó callado durante largo tiempo. El sól acabó de escondenser y el aire se hizo cada vez más frío.
Este se puso la gorra, y dejando el bastón en el suelo, se tumbó sobre la tumba.

Mirando al cielo


-15 años... -. Estoy tan solo...
-Ya no podré subir mas niña, así que para qué bajar.

La primera estrella apareción en el cielo.

- Para que bajar..



2 comentarios:

emperatriz dijo...

jo que triste no¿?
bueno
esperemos que no tengamos que pasar por algo parecido en muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuchos muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuchisimos años

un besazo niño

sachs dijo...

Es muy hermoso, aunque triste.

Me encanta como escribes
me enternece tu comprensión
me enamora tu capacidad de amar.
Que bello es amar y ser amado
amar de una forma tan profunda y pura.
Te amo mi querido hermoso.
Un beso mi amor eterno.