El conductor III

El policia ardía de calor. El uniforme se le pegaba al cuerpo como si fuera una segunda piel y se le fuese a derretir.
El casco descansaba sobre la moto hacía mucho tiempo, aunque no era lo reglamentario.
De vez en cuando tocaba su arma y el metal ardía. Pero su calor le tranquilizaba. La botella de agua estaba en la poca sombra que ofrecía la moto.
La espalda era un puro charco de sudor.
Miró la hora. Le quedaba media hora de estar en esa puñetera carretera.
Entonces oyó el motor.
Un Mazda se acercaba velozmente por la solitaria carretera.
Se dió cuenta que al verle el conductor frenó la marcha y titubeó un poco.
Eso le hizo sospechar y se puso en mitad de la carretera alzando la mano.
El coche llegó hasta él a poca velocidad y se detuvo.
Se acercó hasta la ventanilla y miró al conductor.
Tenía un aspecto muy desagradable. Unas gafas de gordos cristales, una barba de varios dias y un aspecto muy desaliñado y sudoroso.
- Buenas tardes señor. ¿Podría darme su documentación por favor?
No le gustaba, no le gustaba nada. Cuando el conductor se giró para meter la mano en el pantalón se desabrochó el seguro de cuero de su revolver.
El hombre se giró hacia él con una horrible sonrisa y le dió unos papeles sudados.
Con la otra mano se limpiaba el sudor con un sucio trapo mas negro que su barba.
- ¿Hace calor verdad hijoputa?
Y entonces sintió como algo le quemaba horriblemente el estómago y le tiraba hacia atrás.
El trueno vino después.

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Abro la puerta y salgo a la carretera.
Guardo la pistola que tengo envuelta en el trapo sucio entre mi pantalon y la barriga.
"Dios que puto calor".
Salgo y me quedo mirando al policia. Este se agarra la barriga con sus manos manchadas de sangre. Sus gafas se le han caído hacia un lado y los ojos muestran una expresión de puro horror.
Me limpio con el trapo el cuello y miro al sol.
"Ay que joderse el día que llevo", y encima ahora me sale el gilipollas este con ganas de ser un héroe".
Me agacho a su lado y le cojo la mano que iba hacia el arma.
La cojo entre mis manos y me levanto.
Apunto al policía.
- No, por favor. No me mate tengo tres hijas, por favor.... por favor...
¡Qué asco coño! Ni morir saben los cabrones estos.
El policia solloza agarrándose el estómago y gimiendo.
Hace tanto calor, dios si hiciera algo de brisa que me secara el puto sudor.
Entrecierro los ojos y disparo.
La moto tiembla y un hilo de gasolina cae por el agujero del depósito.
No sé llevar motos y aparte daría mucho el cante.
No puedo reprimir las risas y me guardo la pistola también en mi pantalón.
Me subo al coche del caraculo de la gasolinera y soltando humo por las ruedas embisto la moto y sigo mi camino.
Qué calor mas jodido, y que mierda de día. Leonard sigue cantando a todo volumen
Las ruedas giran y el coche avanza, el paisaje va cambiando pero todo es igual.
Todo será igual hasta que la encuentre a ella.
Una enorme mierda.